12/12/2016/NP/ MF
Puede que un paciente no recuerde el motivo que le causó una emoción, pero esa sensación sí la guarda en su cerebro, la evoca cuando sea necesario El cerebro es un verdadero milagro que evoluciona permanentemente. Para el momento del nacimiento este órgano cuenta con 100 mil millones de neuronas que se comunican entre trillones y cuatrillones de contactos llamados sinapsis, las cuales son unas especies de autopistas y carreteras que unen a las neuronas.
Cuando el cerebro acumula de manera anormal un material neurotóxico llamado Beta-Amiloide se producen daños en las neuronas y sus sinapsis, conduciendo así a la pérdida progresiva de las funciones cognitivas, incluyendo la memoria, alteraciones de conducta y de personalidad. Es esa condición lo que conocemos como enfermedad de Alzheimer.
El médico neurólogo e investigador Ciro Gaona explicó que este proceso puede llevar décadas, en las que inicialmente se produce un déficit neurocognitivo leve, caracterizado por la progresiva dificultad cognitiva del paciente y todavía es independiente, hasta llegar a los diferentes grados de demencia o trastornos neurocognitivos mayores, caracterizados por la cada vez mayor dependencia a nivel laboral, social, familiar y personal.
La frecuencia del trastorno cognitivo progresivo aumenta con la edad, aunque no es exclusivo del adulto mayor. “De allí la importancia del diagnóstico precoz en el que un equipo de especialistas evalúan, estimulan y rehabilitan todas o la mayoría de las funciones cognitivas aunque la memoria es la función neuropsicológica más estudiada; es el área o dominio cognitivo que más ocupa nuestra atención”, destacó Gaona.
Las emociones: Lo que sí se recuerda
Las memorias se dividen en inmediata, reciente y remota, todas impregnadas de emociones. Un estudio de la Universidad de Iowa publicado en Cognitive and Behavioral Neurology señaló que los pacientes siguen sintiendo emociones aunque debido a la enfermedad hayan olvidado el motivo que las causó.
La investigadora Edmarie Guzmán-Vélez señaló en su trabajo: “Sí, quizá ese paciente no recuerde que lo llevaste a comer su comida favorita o que lo llevaste a ver su película favorita, pero ese momento de felicidad, ese sentimiento positivo, va a continuar estando ahí”.
Para Gaona la memoria es la “capacidad que tiene el cerebro de percibir, captar, codificar, almacenar y evocar información siempre cargada de emociones. Entramos, exploramos y buscamos en los archivos cerebrales esa información plena de emociones y no es sólo que recordamos sino que volvemos a vivir esa emoción”.
Al ser consultado sobre si dicha memoria es la más perdurable en los pacientes con Alzheimer, Gaona señaló: “El amor y la música es lo primero que el cerebro aprende y nunca olvida. Estímulos relacionados con emociones como el cariño, abrazos, un beso y sonreír son extraordinarios para el cerebro”.
El neurólogo, cuyos consejos pueden seguir por la cuenta Twitter @DrCiroGaona, explicó que una persona en periodos iniciales o intermedios de la enfermedad puede tener momentos de conciencia y “lucidez”, pero con el paso de la enfermedad lo que mejor hace reaccionar a esa persona son las emociones que tiene guardadas en su cerebro.
“Los pacientes, indiferentemente de la etapa en que se encuentren, van a responder siempre al amor, cariño y afecto, ya que el cerebro es un órgano físico y espiritual”, sentenció Gaona.
En conclusión, el Alzheimer es una enfermedad compleja en la que interactúan factores genéticos y otros no hereditarios, relacionados con los hábitos y el ambiente. “Más del 90% de los casos se consideran esporádicos y de aparición tardía; es decir, no son absolutamente determinados por la genética”, recalcó Gaona.
Actualmente, la terapia farmacológica incluye protección vascular, metabólica y de factores de riesgo; resguardo del neurotransmisor fundamental en la memoria y aprendizaje llamado acetilcolina y el uso de los inhibidores de la excitotoxicidad del glutamato (aminoácido producido por el cerebro). Esa función la cumple la molécula memantina, que actúa sobre los receptores mejorando la transmisión de las señales nerviosas y la memoria, retardando la velocidad de progreso de la enfermedad.
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