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Una dieta rica en grasas también aumenta la longevidad

07/04/2017/abc / MF

No solo comer poco y estar delgados puede hacernos vivir más y más saludables. Es posible que los menos delgados, con más grasas, también puedan hacerlo. Lo sugiere un estudio que se publica en «Nature» que ha visto que una dieta basada en ácidos grasos monoinsaturados pueden prolongar la vida útil de un tipo de gusanos nematodos. Y aunque se necesitan más investigaciones para determinar si estos hallazgos podrían tener implicaciones para la salud humana y la esperanza de vida, los resultados son ‘sorprendentes’.

Los investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.) han visto que basta alimentar a los animales con ácidos grasos monoinsaturados, como los que contiene el aceite de oliva, para que estos acumulen grasa y experimenten un aumento en su esperanza de vida. Y debido a que muchas especies comparten patrones similares de metabolismo de la grasa, es posible que los hallazgos pudieran extenderse a otros animales, incluidos los humanos, señalan los investigadores.

Este hallazgo sorprendente sugiere que la acumulación de este tipo específico de grasa, en realidad, puede ser beneficioso. Algo que desde luego ha sido una sorpresa para los investigadores porque la restricción calórica severa también ha demostrado extender la vida útil de muchos animales. «Desde hace tiempo sabemos que los cambios metabólicos pueden afectar la esperanza de vida, pero esperábamos que los animales longevos en nuestro estudio serían los más delgados y no los más gordos», señala Anne Brunet, profesora de genética y directora del Centro Paul F. Glenn de Stanford para la Biología del Envejecimiento.

El estudio ha analizado cómo los complejos de proteínas epigenéticas, que suman o eliminan etiquetas químicas en la maquinaria de envasado de ADN de la célula, podrían interactuar con los cambios metabólicos de este tipo de gusanos con el fin de afectar su vida útil. «Se sabe que los complejos de proteínas epigenéticas y las vías metabólicas afectan la vida de muchos animales, pero hasta ahora no sabíamos por qué, o si estos dos procesos estaban relacinados de alguna manera», explica la investigadora.

Los investigadores se centraron en un complejo de proteínas llamado COMPAS. Este modelo de gusano, C.elegans, es muy popular para estudiar la longevidad debido a su vida relativamente corta. Dicho complejo, explican, añaden etiquetas químicas a un componente de la maquinaria de envasado de ADN de una célula llamada histona. La presencia o ausencia de esta etiqueta afecta si el ADN sigue enrollado herméticamente como el hilo en un carrete o se despliega para permitir que sus genes se expresen.

Este equipo había demostrado previamente que los gusanos que carecían de la actividad de COMPASS vivían un 30% más que sus compañeros. Y ahora querían saber por qué. «Pensamos que esta modificación epigenética causada por COMPASS podría imitar la restricción dietética -dijo Brunet-. Así que empezamos a analizar el metabolismo y el contenido de grasa de los gusanos carentes de actividad COMPASS».

Aceite de oliva

Con sorpresa vieron que los gusanos carentes de un complejo funcional COMPASS no solo vivían más tiempo que sus compañeros, sino que también acumulaban grasas en su tripa. Una análisis más detallado demostró que la grasa era principalmente del tipo de ácidos grasos monoinsaturados, frecuente en el aceite de oliva, las nueces y los aguacates.

«Esto fue emocionante, pero queríamos saber por qué estaba pasando», comenta Brunet. Así los investigadores descubrieron que la inhibición de la actividad COMPASS en la línea germinal causó, de algún modo, un aumento específico en la expresión de enzimas que convierten las grasas poliinsaturadas en grasas monoinsaturadas en las tripas de los animales. Aunque el método de comunicación entre la línea germinal y el tejido intestinal todavía está por determinar, el hallazgo es ‘intrigante’. Los seres humanos con dietas ricas en grasas monoinsaturadas tienen un riesgo reducido de enfermedades del corazón y diabetes y algunos estudios han demostrado que las personas centenarias almacenan más grasas monoinsaturadas que las no centenarias.

Y para determinar si esta acumulación de grasas monoinsaturadas era importante para la vida, los investigadores alimentaron con grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas a los gusanos. Así, encontramos que las grasas monoinsaturadas se acumulaban en las tripas de los gusanos y aumentaban su vida útil incluso cuando COMPASS no estaba mutado. Sin embargo, las grasas poliinsaturadas no desmostraron el mismo efecto.

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