14/01/2016/Imagen ilustrativa / pixabay.com
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman opina que mucha gente utiliza las redes para encerrarse en «zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz».
El reconocido sociólogo y filósofo polaco de origen judío Zygmunt Bauman se muestra escéptico acerca de las consecuencias de la revolución digital. En una entrevista al diario español ‘El País’, Bauman ha explicado qué peligros representan las redes sociales y por qué las considera «una trampa».
Al ser preguntado sobre si las redes son el nuevo opio del pueblo, el sociólogo ha opinado que en la actualidad «la cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad».
«Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto», ha agregado Bauman para detallar que «la diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti».
En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales
A juicio del filósofo polaco, las redes ayudan a la gente a sentirse un poco mejor «porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización».
Sin embargo, el problema es que «en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales».
«Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable», ha explicado el experto a ‘El País’.
En este sentido, ha puesto como ejemplo al papa Francisco, quien concedió su primera entrevista al ser elegido al periodista Eugenio Scalfari, un ateo confeso. Según Bauman, fue una señal de que «el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú», mientras que «las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia».
«Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara», ha lamentado el sociólogo, concluyendo que «las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa».
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