05/06/2016/EFE / LR
Conocedor de lo que es usar prótesis en miembros amputados, el paraguayo Antonio Resquín coordina un equipo de investigación que ha fabricado un brazo biomecánico casi cien veces más barato que los existentes, la primera de una serie de innovaciones, como sillas de ruedas, basadas en el bajo costo.
La nueva prótesis «made in Paraguay» desarrollada a partir de la impresión en 3D, rondaría los 1.000 dólares, mientras que los productos de titanio, acero o aluminio que se fabrican en China, Reino Unido, Alemania o EE.UU. se acercan a los 100.000 dólares.
Todavía en fase de prototipo, la prótesis surge de la preocupación por esa carestía de Resquín, de 27 años y coordinador del Centro de Innovación en Tecnologías Asistidas (CITA) de la ciudad de Hernandarias.
Resquín dijo a Efe que sabe desde su propia experiencia la novedad que supone la creación de una prótesis accesible económicamente para cualquiera y con las funciones básicas.
«Soy una persona con discapacidad física que uso prótesis en las rodillas y no cuento con el brazo derecho. Eso fue una motivación muy importante para mí para trabajar en el sistema, y yo sabía que estas prótesis en el mercado son muy caras, tienen un alto costo y es difícilmente accesible a las personas del país», dijo Resquín.
El brazo biomecánico está fabricado de plásticos duros como el usado para los juguetes LEGO y tiene también la ventaja de que ante la rotura de cualquier pieza, se puede volver a fabricar mediante una nueva impresión 3D, lo que evitará mandar la prótesis a reparar a su país de origen, con el costo que ello conlleva.
«Nuestro objetivo es desarrollar una prótesis realmente útil, cómoda, liviana y que sea funcional, que cumpla todas las funciones de una mano, aunque nunca va a alcanzar la funcionalidad de una mano natural», explicó el ingeniero.
Agregó que la prótesis se sujeta al cuerpo a través de un sistema de vacío y funciona a través de unos sensores colocados sobre la piel que detectan las señales mioeléctricas de los músculos mandadas por el cerebro, lo que genera movimientos básicos en el brazo biomecánico.
«La prótesis tiene funciones de pinza básicas, de agarre fino y grueso, de fuerza… que son los movimientos más usados en el día a día», explicó Resquín.
El ingeniero centró el proyecto en la adaptabilidad de la prótesis al cuerpo de la persona, pero también mirando a su país, donde desde hace años se vienen disparando los accidentes de motocicletas, el vehículo a motor más usado por los paraguayos debido a su precio asequible.
Esos accidentes, según Resquín, provocan un gran número de amputaciones entre las víctimas que son de clase baja en su mayoría y no pueden permitirse una prótesis de metal.
«Si el proyecto generaba un brazo muy complejo, súper innovador en el sentido de la complejidad de la tecnología, iríamos a un precio muy alto e iba a ser inviable su aplicación a Paraguay», comentó el ingeniero.
Resquín señaló que esa problemática que existe en el país suramericano les ha llevado a crear una línea de trabajo que desarrolle más prototipos para otro tipo de discapacidades.
«No va a ser un proyecto aislado (…), ahora mismo estamos desarrollando sillas de ruedas de bajo costo, sillas de ruedas con sistema «interface» hombre-máquina para manejo de silla de ruedas no necesariamente con los «joysticks» y software informáticos con cierto grado de accesibilidad», dijo.
Resquín comentó que otra de las finalidades de estos proyectos económicamente asequibles se encaminan a superar el «choque emocional o una frustración psicológica» que impide progresar a las personas que sufren una amputación.
«Por experiencia propia, las personas que pierden algún tipo de miembro lo que más desean es volver a aparentar como eran antes», afirmó Resquín.
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