23/06/2016/Mejor con salud/AJV
Vamos a destacar las 4 diferencias más importantes que distinguen a la tristeza de la depresión y viceversa. De esta manera, aprenderemos a utilizar los términos de la manera correcta y también a entenderlos.
1. La depresión es un trastorno psicológico
La principal diferencia entre la tristeza y la depresión, es que esta última es un trastorno psicológico mientras que la primera simplemente es una emoción causada por una situación que nos apena.
Es cierto que la depresión cursa con tristeza entre sus múltiples síntomas, pero además manifiesta muchos otros: apatía, angustia, ansiedad, sentimientos de desesperanza…
La tristeza es un estado circunstancial. Tarde o temprano se soluciona, pero la depresión es más duradera lo que da lugar a una situación crónica que envuelve a la persona afectada en un clima de malestar.
Los expertos en psicología dicen que para que una persona sea diagnosticada de depresión debe haber presentado los síntomas durante, al menos, 6 meses.
2. La tristeza es un estado mental pasajero
Como bien hemos dicho, la tristeza es un estado transitorio, aunque es cierto que a veces puede durar más de lo esperado.
Al contrario que la depresión, es una reacción psicológica normal y natural que no indica ningún trastorno mental. Simplemente, ante unas circunstancias difíciles, ante alguien que nos ha herido, esta emoción surge sin poder evitarlo.
Por todo esto, la tristeza no debe preocuparnos en exceso. Es normal sentirla cuando perdemos a un familiar, cuando una relación se rompe, cuando debemos dejar nuestro hogar…
La tristeza señala que algo que nos importaba se ha ido o ha cambiado. Pero, con el tiempo, la tristeza se va.
3. La abulia y la depresión
La abulia es la falta de energía y voluntad que tenemos para hacer algo. Esto afecta a las personas con depresión que se ven incapacitadas, a diario, para realizar sus labores.
Por ejemplo, una persona con depresión puede no asistir al trabajo porque, simplemente, se siente incapaz de levantarse de la cama por la mañana.
Esto no sucede cuando estamos tristes. Aun con esta emoción sobre nuestros hombros, podemos seguir realizando las tareas y responsabilidades habituales, aunque quizás de una manera más desganada y con un ánimo menor.
Sin embargo, nuestro trabajo y nuestras obligaciones no se ven afectadas.
4. Si la tristeza llega demasiado lejos…
Es cierto que una cosa puede llevar a otra, por lo que si estamos durante un largo periodo de tiempo tristes, quizás lleguemos a padecer depresión.
Una persona triste llora, tiene la autoestima por los suelos, siente que no sirve para nada, el mundo se ha vuelto gris, ya no tiene esperanza… Si todo esto se prolonga en el tiempo puede derivar en una profunda depresión.
Es por eso por lo que los psicólogos prefieren esperar un tiempo prudente antes de afirmar que una persona sufre depresión. Es normal estar triste un día, dos, e incluso una semana. Sin embargo, estar dos meses triste no es una situación buena para una persona.
Como bien hemos podido ver, las diferencias son notables entre la tristeza y la depresión, aunque una sea un síntoma de la otra.
Eso sí, debemos tener en cuenta que mientras que la tristeza no necesita tratamiento ni terapia, la depresión sí debe tratarse de la forma adecuada.
En un cuadro de tristeza, el apoyo de los familiares y un cambio de aires puede ser suficiente. En la depresión, las cosas funcionan de otra manera.
En conclusión, la tristeza difiere mucho de ser depresión. Quizás la confusión surja de palabras como “depresivo” sinónimo de “deprimente”, pero también ampliamente ligado a “depresión”.
En este caso, estar deprimido no tiene nada que ver con la depresión. El uso incorrecto de los términos puede hacernos dudar a la hora de saber realmente qué significan.
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