30/06/2016/pixabay.com/RT/David Romero
Se documenta en España el primer caso de consumo de esta droga altamente destructiva, diez veces más potente que la heroína. Hablamos con un especialista para conocer el alcance de su peligro.
Se ha registrado en España el primer caso de consumo de ‘krokodil’, una droga altamente tóxica y potencialmente letal que debe su nombre al llamativo deterioro de los tejidos que provoca, llegando a producir una coloración verdosa en la piel, que a su vez adquiere una textura escamosa, como la de un cocodrilo. Con el tiempo, el deterioro aumenta y aparecen llagas y heridas de mayor tamaño, parecidas a las que dejaría el ataque de algún depredador. Es por eso que el ‘krokodil’ se considera una droga «carnívora».
Este narcótico es conocido desde el año 2002 y su consumo en Europa ha ido aumentando desde entonces. Con frecuencia se recurre al ‘krokodil’ como una alternativa a la heroína en zonas de consumo donde ésta escasea. Se trata de un opiáceo, un derivado de la morfina, que deprime el aparato nervioso central y provoca intensas sensaciones de relajación y placer… a costa de un calamitoso impacto en la salud del organismo.
Sus efectos pueden llegar a ser varias veces más potentes que los de la heroína, aunque su precio es entre tres y cinco veces menor. Los problemas que ocasiona son numerosos: abscesos, flebitis, tromboflebitis, hemorragias o úlceras, entre otras patologías, así como daños en músculos y otros tejidos blandos, además de en los huesos, con una rápida necrosis y gangrena. Los adictos a esa substancia, debido precisamente al potente deterioro físico y mental que produce, suelen morir pocos años después de probarla.
«Se trata de un único caso clínico, una persona española que puntualmente consumió la substancia»
No existe realmente un tráfico de este estupefaciente, porque es básicamente una droga de elaboración casera. Puede obtenerse fácilmente a base de codeína, disolvente de pintura, líquido para encendedores, gasolina, ácido clorhídrico, fósforo rojo (raspado de cajas de fósforos) y yodo. El resultado de la cocción de los analgésicos y los productos químicos es una substancia tóxica y altamente adictiva cuyos efectos sobre el sistema nerviosos son análogos a los de un opiáceo.
En estos últimos días la alarma ha saltado en España debido a la publicación de un artículo científico que documentaba un caso de consumo en la zona de Castellón. Hemos querido comentar el asunto con el psicólogo Abel Baquero, que trabaja en la Fundación Amigó, como especialista en terapia contra las adicciones, y que es, precisamente, uno de los autores del estudio que documenta el caso.
Caso único en España
Lo primero que hay que destacar es que el caso detectado en España no constituye ninguna alarma en términos de salud pública. «Se trata de un único caso clínico, una persona española que puntualmente consumió la substancia porque estuvo en contacto con otros consumidores extranjeros, de Europa del este». Ni siquiera se sospechó en ningún momento de que se estuviese empezando a comercializar: «Simplemente estaba en un festival y compartió la substancia con otras personas que la estaban consumiendo, pero no hubo ni compra ni venta…».
Además, ni siquiera se trata de un caso reciente: «Hay que tener en cuenta -nos explica Abel Baquero- que nosotros primeros detectamos el caso, luego redactamos el artículo y luego lo enviamos a la revista científica. Luego eso pasa por una serie de filtros y procesos que pueden llevar hasta un año, y luego se publica». Por lo tanto, según el propio Baquero, no hay que temer que se instale o se extienda un hábito de consumo en España: «Hay personas que puntualmente consumen una substancia, o algún derivado, y ello no provoca que se genere un patrón de consumo ni que haya que generar una alarma social». Desde entonces, no se ha documentado ningún otro caso.
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