El Crepuscular

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A 25 años de la rebelión del 4 de febrero de 1992

04/02/2017/ultimas noticias/Mireglis Martinez

Carlos Luis Rivero asegura que se trató de una derrota militar que se convirtió en una victoria política

Cuando el movimiento bolivariano cívico- militar, liderado por Hugo Chávez se levantó en armas “ese día la democracia representativa quedó herida ante la posibilidad de construir un sistema político distinto”, dijo el sociólogo y miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela, Carlos Luis Rivero, quién participó como militante de Bandera Roja en los acontecimientos del 4 de febrero de 1992.

El dirigente relacionó la imagen de la tanqueta que trataba de entrar a Miraflores  con el boquete que se le abrió a la democracia representativa en ese momento. Debido a que  “el pueblo no tenía claro cómo se construiría el cambio ni tampoco si la opción sería la participación protagónica, pero sabía que era posible cambiarlo”.

En su opinión, la insurrección fue el resultado de la pérdida de credibilidad en el régimen político de la Cuarta República.  “Venezuela era una país que votaba, pero en los años ‘80 el pueblo dejó de ejercer el sufragio y la abstención era altísima. Este indicador demostró la pérdida de confianza en el sistema político. También se acrecentaron las protestas sociales y los sectores importantes de la población buscaban opciones para cambiar la situación del país”.

Según Rivero en 1992 había condiciones objetivas para la acción  militar producto del descontento que existía y de  “la propia incapacidad de los sectores dominantes de la élite política”.

Explicó que antes de este tiempo, aunque había un altísimo cuestionamiento a esa élite política, no se producía una situación revolucionaria porque no se veía el camino para el cambio de ese sistema político, no había una ruta ni una identidad con un liderazgo, con un partido.

“Pese a que las organizaciones de la izquierda venezolana  tenían presencia importante en ese escenario político no lograban generar una identidad para esos sectores descontentos. Esto configuró un cuadro pre revolucionario, pero agudizado,  después del 27 y 28 de febrero (de 1989)”.

Recordó  que la insurrección se planificó para los primero días de diciembre de 1991,  pero no fue sino hasta febrero de 1992, cuando se concretó. El punto de partida fue la fragmentación de las Fuerzas Armadas no solo con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) y  otros grupos militares (ejército, armada y aviación) que buscaba una salida a la situación que vivía el país.

“Tuvimos varias reuniones previas al 4 de febrero con el comandante Chávez y con los oficiales que lo acompañaban (capitanes y mayores) también incorporamos algunos oficiales  que tenían vínculos con los sectores civiles.  A Chávez no lo conocíamos por su nombre ni por su rango militar  sino por su seudónimo que era José María”, señaló.

Agregó que “al escucharlo supe que era un hombre que nos traía al presente con su pensamiento bolivariano y el pensamiento de Zamora. En aquellas reuniones por primera vez, oí hablar de la  de la Cuarta y de la Quinta República. También de la constituyente cuya ruta nos permitiría superar  el tema del régimen político”, señaló.

Enfatizó que el 4 de febrero dio inicio al proceso revolucionario, el cual se mantiene a 25 años,  en los sectores del pueblo, quienes buscan mantener  la justicia y la igualdad.

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