13/12/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/el carabobeño/el nacional/pulzo/infobae/acn/semana
En las últimas semanas, aviones de combate, bombarderos estratégicos y drones de vigilancia de Estados Unidos han sido detectados realizando vuelos muy próximos a las costas venezolanas, en lo que analistas califican como el mayor despliegue aéreo en la región en años.
Cazas F/A-18 Super Hornet habrían sobrevolado el Golfo de Venezuela a escasos kilómetros de la costa, permaneciendo en la zona durante más de 40 minutos. Bombarderos B-1 y B-52 realizaron al menos cinco misiones entre octubre y noviembre, reforzando la presencia militar estadounidense en el Caribe. Drones de vigilancia de largo alcance efectuaron recorridos sobre un tramo de más de 800 km del mar Caribe, en vuelos repetidos que fueron rastreados por plataformas de monitoreo aéreo.
Los aparatos habrían operado desde el portaaviones USS Gerald R. Ford, desplegado en aguas caribeñas como parte de una ofensiva regional contra el narcotráfico. Washington sostiene que las operaciones forman parte de un plan regional para combatir el narcotráfico y desarticular rutas ilegales.
Caracas, en cambio, denuncia que se trata de maniobras de intimidación con fines políticos. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está preparada para defender el espacio aéreo nacional.
El despliegue militar estadounidense en el Caribe desde agosto de 2025 incluye buques de guerra, cazas, bombarderos y drones ISR, lo que ha elevado la tensión diplomática y militar en la región. La presencia de aviones de guerra tan cerca de la costa venezolana constituye, según expertos, el acercamiento más directo en años y una demostración de capacidad operativa para actuar rápidamente en un escenario de conflicto.
Los vuelos de aviones estadounidenses cerca de Venezuela reflejan un aumento de la presión militar en el Caribe, con interpretaciones opuestas: para Washington, operaciones antidrogas; para Caracas, provocaciones con fines políticos. La situación incrementa la tensión regional y mantiene abierta la posibilidad de nuevos incidentes en el corto plazo.
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