28/10/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/Infobae/La Prensa Gráfica/
Lo que comenzó como un trabajo modesto limpiando ventanas en un pequeño pueblo del oeste de Gales, se convirtió en uno de los negocios más rentables y singulares del Reino Unido. Ben Giles, hoy conocido como “el limpiador extremo”, ha construido una empresa multimillonaria dedicada a la limpieza de escenas de crimen, muertes traumáticas, incendios y desastres domésticos.
Criado en una familia de granjeros autosuficientes, Giles dejó la escuela a los 16 años sin intención de ir a la universidad. Su primer empleo fue como limpiavidrios, pero su vida cambió cuando un cliente le pidió ayuda para limpiar una escena particularmente perturbadora. Fue entonces cuando descubrió un nicho poco explorado: la limpieza profesional de espacios contaminados por sangre, fluidos corporales y restos humanos.
“No es un trabajo para aprensivos. Pero alguien tiene que hacerlo, y hacerlo bien”, afirma Giles, quien lleva más de 25 años perfeccionando su técnica y desarrollando un “olfato de acero” para detectar y eliminar cualquier rastro de contaminación biológica.
Un negocio de precisión y empatía
La empresa de Giles no solo se encarga de limpiar, sino también de restaurar la dignidad de los espacios donde ocurrieron tragedias. Su equipo trabaja en estrecha colaboración con autoridades, aseguradoras y familias, combinando tecnología de descontaminación avanzada con un enfoque humano y respetuoso.
Entre sus servicios se incluyen:
Limpieza de escenas de crimen y suicidio
Eliminación de olores extremos y residuos biológicos
Restauración tras incendios o inundaciones
Intervenciones en viviendas de acumuladores compulsivos
De oficio a imperio
Hoy, Ben Giles dirige una de las compañías más reconocidas del sector en el Reino Unido, con contratos en todo el país y una creciente demanda internacional. Su historia ha sido destacada por medios como la BBC y ha inspirado a emprendedores a explorar nichos poco convencionales con alto impacto social.
Deja una respuesta