12/08/2016/
Se están cumpliendo 105 años del nacimiento del actor cómico latinoamericano más popular de todos los tiempos
Que Cantinflas es el actor cómico más popular de todos los tiempos, es algo que nadie discute. Solo al mencionarlo, inmediatamente se le recuerda con la imagen característica con la cual se convirtió en todo un icono cinematográfico, que dominó la taquilla de nuestro continente durante décadas: la del “pelao” mexicano, de extracción muy humilde -como lo era él en la vida real-, ataviado con aquellos pantalones raídos siempre a punto de caer, sujetos con un alfiler o un pedazo de soga, unos zapatos hechos trizas, una franela arrugada, un muy deteriorado sombrero de paja y un trapo que le colgaba del hombro a modo de gabardina. Esta indumentaria se convirtió en el signo distintivo del humor y de la obra de quien nació en la Ciudad de México el 12 de agosto de 1911, hace hoy 105 años.
Para ayudar a sostener a su familia, formada por sus padres y siete hermanos, el joven Mario Moreno Reyes, que así era su verdadero nombre, trabajó de limpiabotas, taxista y boxeador, hasta incorporarse al circo y a una compañía de cómicos ambulantes donde consagró su mítico personaje y comenzaría su larga trayectoria artística de más de cinco décadas.
En 1930 era ya el cómico más famoso del país y en 1934 conoció en el circo a la actriz de origen ruso Valentina Subarev, con quien contrajo matrimonio y tuvo a su único hijo, Mario Arturo. En 1936 hizo su primera película, No te engañes corazón, pero no se consagraría definitivamente como ídolo indiscutible hasta 1940, en la cinta Ahí está el detalle, considerada uno de sus grandes clásicos. Le fue tan bien, que a partir de entonces funda su propia compañía productora, Posa Films, donde estelarizó casi cincuenta títulos, todos con récords de recaudación, tanto en México como en el resto de Latinoamérica. Entre los más famosos estuvieron Ni sangre ni harina (1941), El Supersabio (1948), El siete machos (1951), Si yo fuera diputado (1952), El bolero de Raquel (1957), Sube y baja (1959), El padrecito (1965) y Un quijote sin mancha (1969), esta última con la venezolana Lupita Ferrer.
Fuera de su país, alternó con David Niven en la producción estadounidense La vuelta al mundo en ochenta días (1957), que ganó el Oscar a la mejor película y le valió al mexicano un Globo de Oro. Luego haría, también en Hollywood, Pepe(1960), dirigida por George Sidney. El fracaso del filme lo llevó a no volver a probar fortuna fuera de México, hasta que en 1973 hizo en España Don Quijote cabalga de nuevo, con el gran actor español Fernando Fernán Gómez.
También fue destacable su faceta de dirigente gremial. En 1944 entró a formar parte del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica. Su aporte resultó fundamental para la mejora de las condiciones de contratación del personal de los estudios, pues encabezó una huelga, sin precedentes, secundada por otros relevantes astros de la época, como Jorge Negrete y Arturo de Córdova.
Ya avanzados los años cincuenta, sus cintas muestran un cambio: del personaje de la picaresca urbana y popular sólo quedaría un humor basado en el uso reiterativo del lenguaje “cantinflérico”, la habilidad para hablar mucho y no decir aparentemente nada, aunque siempre era portador de juicios y críticas contra la sociedad.
Muchas veces en Venezuela
Cantinflas vino a Venezuela varias veces, algunas de ellas en viaje privado (se decía que tenía negocios aquí). En 1953, en pleno apogeo de su fama, se presentó en Radio Caracas Televisión y toreó en el Nuevo Circo, haciendo gala del toreo bufo, otra de sus especialidades. Aquí cultivó buenas amistades, entre ellas las de Amador Bendayán, Félix Cardona Moreno, Víctor Saume, Renny Ottolina y Alfredo Sadel.
Pero ya había estado en Venezuela, por primera vez, en 1943, actuando en Caracas y Maracaibo. En la capital zuliana fue un suceso, según lo registra la prensa de entonces: “Aquella visita revolucionó la ciudad. El aeropuerto de Grano de Oro se convirtió en una especie feria popular. Todos fueron a recibirlo. No cabía un alma más”. Era la estrella del momento en el cine latinoamericano y donde llegaba causaba estragos. “Fue un desastre hasta para entrar al teatro. Maracaibo se paralizó. Era la locura”, describió en el diario Panorama Hada Morales, sobrina del empresario que lo llevó a aquella ciudad:
“Hablé con él afuera del escenario. Grité su nombre y de inmediato volteó. Me respondió en tono maracucho: ‘¿Cómo estáis?’. Conversamos y nos pareció una persona muy decente, muy correcta, muy amable… agradable. De todo hacía un chiste y eso lo hacía encantador. Todos los que estuvimos ahí reímos a carcajadas. Las ocurrencias eran las mismas de sus películas”.
Y prosiguió:
“Su espectáculo, pautado para las 8 de la noche, duró una hora. Bailó e hizo gracias con su típico humor. Empezaba hablando una cosa y terminaba con otra. Bailaba, brincaba, recuerdo que fue muy inquieto. En medio del alboroto, él hizo unos pasos de baile y le dije: ‘Yo sé bailar eso’. Fue ahí cuando me invitó a subir a la tarima y bailamos. Me agarró la mano y dimos unas vueltas. Estaba muy emocionada. ¡Imagínate! Era Cantinflas”.
Mario Moreno Cantinflas prometió volver a Maracaibo y lo hizo 14 años después. En agosto de 1957 llegó invitado por el doctor Pedro Iturbe, director del hospital Antituberculoso, e Industrias Pampero para participar, al igual que en Caracas, en festivales a beneficio de dos instituciones y cantó con el artista zuliano Armando Molero el domingo 30 de junio de ese año.
Otra de sus visitas a nuestro país fue en diciembre de 1969, con motivo del estreno de su película Un Quijote sin mancha, acompañado de la actriz zuliana Lupita Ferrer, la protagonista femenina, entonces residente en México.
Considerado por muchos el Charles Chaplin latinoamericano, Cantinflas heredó de aquel el corazón, sólo que el pelao mexicano, tan pobre como Charlot, a diferencia de éste, no vivía obsesionado por su pobreza y se permitía el lujo de compadecer a los ricachones. El 20 de abril de 1993 murió en la Ciudad de México como consecuencia de un cáncer de pulmón.
Aquilino José Mata
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