El Crepuscular

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Cobra 5.400 euros por acostarse con mujeres y cuenta lo que desean

06/09/2016/El Confidencial

Ryan James lo tiene claro. Él trabaja en Sydney, donde ofrece diversos servicios que cuestan entre 400$ (359€) y 6.000$ (5.380€), y que incluyen desde una hora de hotel hasta fines de semana enteros.

Esa es una de las grandes diferencias entre la masculina y la femenina: cuando la prostitución es heterosexual, según los expertos, las clientas femeninas se mueven mayoritariamente dentro del sector del lujo; un factor que -entre otros más cercanos a las relaciones de género- aleja el fantasma de la explotación. En el ‘alto standing’, la prostitución suele ejercerse por voluntad propia tanto en el caso de hombres como de mujeres.

¿Qué buscan las mujeres?

James ha explicado en ‘Daily Mail’ lo que él considera que realmente buscan las mujeres cuando recurren al sexo de pago: “Tengo clientas recién divorciadas o casadas, pero que no han tenido sexo en mucho tiempo, también he tenido mujeres vírgenes y parejas que desean hacer un trío”.

Sus servicios son reclamados por mujeres de todas las edades, y algunas buscan cosas sorprendentes. “Muchas de mis clientas podrían ir a un bar perfectamente y ligar. Si fueran allí y pidieran un masaje en la espalda, decenas de chicos dirían que sí; pero cuando se quiere una experiencia sexual concreta, eso es más difícil conseguirlo en un local cualquiera”, afirma Ryan, para quien uno de los factores más importantes es saber darle a cada clienta lo que quiere.

Uno de los servicios que ofrece es lo que él llama “la experiencia 50 sombras de Grey”, una sesión de bondage suave que causa sensación entre sus clientas, a menudo con el deseo de probar cosas diferentes.

Algunas de esas mujeres tienen o pueden tener una vida sexual bastante completa sin recurrir al sexo de pago, pero por una serie de circunstancias están descontentas con la frecuencia o con las prácticas sexuales que llevan a cabo en su día a día, y prefieren recurrir a la discrección de un desconocido.

No solo sexo

“La mayoría no quieren solo sexo, sino también compañía”. Ese no es un requisito únicamente de las mujeres. La búsqueda de algo de calor humano, aunque sea necesario pagar por él es más común de lo que pensamos cuando la gente acude a servicios eróticos, como ya ha publicado ‘El Confidencial’. Son personas que suelen buscar en la intimidad erótica a alguien que además comprenda sus frustraciones y no le juzgue por aquello de lo que se avergüenza.

Así lo explicaba en ‘Business Insider’ una teleoperadora erótica que se hace llamar Isabel, que cuenta que tiene clientes y clientas habituales con los que se llega a estrechar lazos.

Aún existe un estigma importante en el caso de las mujeres que pagan por tener relaciones íntimas. Todavía hay quien se muestra avergonzada por recurrir al sexo de pago, incluso en su actitud con el propio prostituto, pero también hay algunas mujeres que lo llevan con total naturalidad, tal y como explican los propios trabajadores.

Pese a los clichés en torno a que ellos tienen más necesidades sexuales o a que las mujeres solo quieren hablar y compañía, los testimonios de los profesionales eróticos coinciden en que esas fronteras no están más que en el imaginario colectivo, y que las razones y necesidades de ambos géneros son bastante similares, a menudo regidas por la incapacidad de integrar socialmente sus gustos sexuales, ya sea por vergüenza o miedo a la no aceptación, o un cóctel de soledad y falta de sexo o intimidad en los entornos habituales.

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