Conejos “monstruosos” en EE.UU.: el virus que transforma la fauna en criaturas de pesadilla

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17/08/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/vanguardia.com.mx

En los campos y suburbios del centro-norte de Estados Unidos, una escena inquietante ha captado la atención de residentes y científicos por igual: conejos silvestres con extrañas protuberancias negras que emergen de sus cabezas y rostros, asemejando cuernos, tentáculos o púas. Las imágenes, compartidas en redes sociales, han desatado una ola de especulaciones, memes y teorías conspirativas. Pero detrás del fenómeno hay una explicación científica que, aunque sorprendente, no es nueva.

 El virus detrás del mito

La causa de estas deformaciones es el virus del papiloma de Shope, una enfermedad viral que afecta principalmente a los conejos de cola de algodón (Sylvilagus floridanus). Descubierto en 1930 por el virólogo Richard E. Shope, este virus provoca el crecimiento de tumores queratinosos —similares a verrugas endurecidas— que pueden alcanzar tamaños considerables y adoptar formas grotescas.

“Los tumores suelen aparecer en áreas expuestas como la cabeza, las orejas y el cuello, lo que les da ese aspecto tan llamativo”, explica la doctora Emily Hart, veterinaria especializada en fauna silvestre de la Universidad Estatal de Colorado. “Aunque parecen criaturas sacadas de una película de terror, no representan ningún peligro para los humanos”.

 Transmisión y expansión

El virus se transmite principalmente por picaduras de insectos como mosquitos, pulgas y garrapatas. Las condiciones climáticas de este verano —con temperaturas elevadas y alta humedad— han favorecido la proliferación de estos vectores, lo que podría explicar el aumento de casos en estados como Colorado, Nebraska y Kansas.

“Estamos viendo una mayor incidencia este año, probablemente por el cambio climático y el desequilibrio ecológico”, señala Hart.

 De la ciencia al folclore

Curiosamente, el virus del papiloma de Shope ha trascendido el ámbito científico. Muchos expertos creen que fue la inspiración detrás del jackalope, una criatura mítica del folclore estadounidense descrita como una liebre con astas de antílope. “Es un ejemplo fascinante de cómo la biología puede alimentar la imaginación popular”, comenta el historiador cultural Mark Jensen.

 Impacto ecológico y medidas

Aunque el virus no suele ser letal, puede debilitar a los conejos, haciéndolos más vulnerables a depredadores y otras enfermedades. Las autoridades ambientales monitorean la situación, pero no han emitido alertas sanitarias, dado que el virus no se transmite a humanos ni a mascotas domésticas.

“Lo más importante es no tocar ni manipular animales silvestres enfermos”, advierte Hart. “Si ves un conejo con estas características, lo mejor es reportarlo a las autoridades locales de fauna”.

 Entre el horror y la fascinación

Para muchos, estos conejos deformados son una mezcla de repulsión y asombro. En redes sociales, algunos los llaman “conejos zombis” o “conejos de Frankenstein”, mientras que otros los ven como una advertencia sobre el impacto humano en los ecosistemas.

¿Monstruos o víctimas?

Lo cierto es que estos animales no son producto de mutaciones radiactivas ni experimentos secretos, sino de un virus que lleva casi un siglo entre nosotros. Y aunque su aspecto pueda parecer sacado de una película de ciencia ficción, su historia es una lección sobre la interacción entre naturaleza, ciencia y cultura.

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