04/11/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/El Impulso/ Noticias Barquisimeto/ La Prensa de Lara
Familias, escuelas y comercios sobreviven a gota a gota
Durante los últimos diez meses los habitantes de Cabudare, en el sector de José Gregorio Bastidas enfrentan cortes diarios de agua potable que duran desde 7 días hasta más. Lo que comenzó como fallas esporádicas se ha convertido en un problema estructural que impacta la salud, la educación y la economía local. Este reportaje documenta cómo las familias adaptan sus rutinas, qué dicen las escuelas y pequeños comercios, y qué factores técnicos y administrativos parecen mantener la emergencia.
El problema de racionamiento y cortes frecuentes del suministro de agua potable afecta hogares, escuelas públicas y privadas, comercios medianos y la clínica local. Los efectos que trae esa problemática son enfermedades gastrointestinales en aumento, suspensión de jornadas escolares por falta de higiene, incremento en los costos para obtener agua (camiones cisterna).
Probables causas de la escasez de agua potable son infraestructura envejecida, falta de mantenimiento en redes de bombeo, pérdidas por fugas, y debilidad en la gestión administrativa del servicio. Para mejorar el servicios se necesitara reparación de pozos y bombas, programas de asistencia con agua para escuelas y clínicas, y un plan de comunicación público para racionamientos.
El sistema de bombeo principal presenta fallas recurrentes por falta de repuestos y mantenimiento. La coordinación entre la oficina municipal responsable del agua y las cuadrillas técnicas es fragmentaria. Existen reportes de solicitudes sin respuesta y demoras en la compra de piezas. La comunicación con la población es esporádica y confusa.
Familias gastan hasta un 15–20% adicional de su ingreso en compra de agua por camión cisterna o depósitos comerciales. Las familias con menores ingresos recurren a racionamiento interno y reutilización de agua para higiene personal.
Vecinas de la urb. Almariera “Antes lavábamos ropa dos veces por semana; ahora juntamos agua y priorizamos cocinar y beber. Si la cisterna llega, pagamos 8 dólares por un tanque de 500 litros.”
Comerciante de panadería “El costo de mantener operativa la la panificadora subió porque compramos agua embotellada para preparar alimentos; muchos clientes compra menos.”
Sistemas de agua locales dependen de un esquema centralizado de bombeo y tanques de distribución. Cuando las bombas fallan, la reposición requiere piezas especializadas y tiempo de cuadrilla.
La inversión pública en mantenimiento ha sido intermitente; proyectos anteriores quedaron inconclusos ante limitaciones presupuestarias y retrasos administrativos.
La crisis del agua en José Gregorio Bastidas y partes de Cabudare, no es solo una sucesión de fallas técnicas aisladas: tiene raíces en la infraestructura envejecida, en la ausencia de mantenimiento preventivo sostenido y en una gestión operativa que no ha logrado comunicar ni priorizar soluciones para los sectores más vulnerables. Las consecuencias ya son tangibles en salud pública, educación y economía doméstica.























































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