23/01/2025/El Crepuscular, Victor Gomez/BBC News Mundo
La región de El Catatumbo, situada en la frontera entre Colombia y Venezuela, enfrenta una grave crisis humanitaria debido a la reciente escalada de violencia entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados. La suspensión de los diálogos de paz con el ELN desde el 17 de enero ha dejado un rastro de muerte, secuestro y desplazamiento forzado que pone en entredicho la política de paz total del presidente colombiano Gustavo Petro.
El presidente Petro, en respuesta a la crisis, declaró el estado de conmoción interior y emergencia económica el pasado 20 de enero, medidas que aún deben ser aprobadas por la Corte Constitucional. Esta situación refleja la fragilidad de los acuerdos de paz y la creciente preocupación por la efectividad de la estrategia de paz total.
Impacto Territorial y Humanitario
El Catatumbo, uno de los principales enclaves cocaleros de Colombia, ha sido testigo de enfrentamientos violentos que han dejado decenas de muertos y miles de desplazados. Esta región estratégica no solo es crucial por su producción de cocaína, sino también por su ubicación fronteriza con Venezuela, lo que la convierte en un corredor vital para el tráfico de migrantes y el lavado de activos.
La violencia en El Catatumbo ha reavivado recuerdos de la violencia paramilitar que sacudió a Colombia hace dos o tres décadas, y plantea serias dudas sobre la viabilidad y legitimidad de la política de paz total. La opinión pública colombiana podría percibir cualquier acuerdo con el ELN como un signo de debilidad del Estado y una señal de la falta de voluntad de paz por parte de los grupos armados.
Desafíos Diplomáticos y Geopolíticos
La relación entre Colombia y Venezuela juega un papel crucial en la estabilidad fronteriza. El ELN, que se ha consolidado como un ejército binacional, depende cada vez más de las economías ilícitas y mantiene una estrecha relación con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. La declaración de lealtad del ELN a Maduro y su apoyo a la revolución bolivariana complican aún más los esfuerzos de paz de Petro.
El presidente Petro enfrenta el desafío de mantener una postura pragmática frente a Venezuela, sin reconocer oficialmente el gobierno de Maduro, pero sin romper las relaciones diplomáticas que son esenciales para la seguridad y la cooperación fronteriza.
Futuro de la Política de Paz
La crisis en El Catatumbo representa un golpe contundente a la legitimidad y viabilidad de la política de paz total. A nivel territorial, esta política se encuentra en un momento crítico y es probable que sea reemplazada por una estrategia de seguridad más agresiva. La agenda de paz, que es central para el gobierno de Petro, podría ceder espacio a las preocupaciones de seguridad en la agenda pública, influyendo en el debate político de cara a las elecciones de 2026.
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