15/11/2016/Rumbos Digital/PS
Hay gente que entrena a la mañana, gente que entrena al mediodía y gente que entrena a la noche. Por eso los gimnasios suelen estar abiertos buena parte del día…
Pero encontrar tú momento perfecto es algo tanto físico como mental. Si estás metido en el tema del entrenamiento y la nutrición, entonces sabes que en estos ámbitos aplica eso de «la mitad de la biblioteca dice una cosa y la mitad dice otra».
Sin embargo, uno ejercita para sentirse bien. Y si entrenas temprano y tienes los músculos duros; o entrenas a la noche y te impide conciliar el sueño, entonces estamos en problemas.
Mucha gente alaba los beneficios de entrenar a la mañana, pero si no es tu caso no te preocupes.
Las investigaciones sugieren que el cuerpo se adapta a horarios regulares de entrenamiento.
Entonces, digamos que entrenas todos los días a las 10 de la mañana, con el tiempo tu cuerpo se adapta para tener un mejor desempeño en ese horario.
Coincide con lo que dice una investigación anterior, que sugiere que tener horarios fijos puede resultar en un mejor rendimiento, mayor consumo de oxígeno y menor sensación de agotamiento.
Pero elegir un horario no es tan fácil y hay varios factores a tener en cuenta:
La temperatura de tu cuerpo es un factor importante para determinar la calidad del ejercicio.
Un cuerpo frío deja a los músculos rígidos, ineficientes y susceptibles a esguinces, mientra que una mayor temperatura corporal deja a los músculos más flexibles.
Típicamente, la temperatura del cuerpo va en ascenso durante el día, así que la fuerza muscular y su resistencia tiene un pico al final de la tarde, cuando la temperatura del cuerpo es la más alta.
La tarde es también el momento del día en que el tiempo de reacción es más rápido y el ritmo cardíaco y la presión sanguínea están más bajos, lo que también mejora el rendimiento y reduce la probabilidad de lesiones.
Los niveles de hormonas también son importantes para determinar el momento ideal para entrenar.
La testosterona es importante para que el crecimiento muscular y su fuerza, tanto en hombres como en mujeres.
Y el cuerpo produce más testosterona durante en los entrenamientos de resistencia del final de la tarde que durante los entrenamientos matutinos (ver estudio).
Y además, el cortisol (la hormona del estrés), que favorece el almacenamiento de grasa y la reducción del tejido muscular, tiene un pico a la mañana y decrece durante el día y durante el ejercicio.
Pero si eres de los que entrenan a la mañana, hay buenas noticias también.
A veces es más fácil mantener una rutina de mañana, porque después del mediodía uno suele tener que cumplir otras responsabilidad.
Además, terminar el día con un entrenamiento puede ser contraproducente a la hora de conciliar el sueño.
Finalmente, un estudio descubrió que 45 minutos de ejercicio moderado a la mañana ayuda a frenar el apetito. Y otro estudio afirma que se puede quemar hasta un 20% más de grasa con el estómago vacío, algo más fácil de hacer a la mañana que a la noche.
CONCLUSIÓN
Lo más importante es que te propongas algo realista y que puedas mantener en el tiempo, sin importar a qué hora sea.
Si entrenar a la mañana se ajusta mejor a tu vida cotidiana, pues adelante. Solamente asegurate de entrar bien en calor los músculos para evitar lesiones, ya que van a estar más rígidos y fríos que a la tarde.
Y persevera y no faltes. Todos sabemos que cuando uno un día al gimnasio después cuesta muchísimo retomar. Considerá tu entrenamiento como uno de esos compromisos que tenés que cumplir sí o sí y conseguite un amigo para entrenar, que eso siempre ayuda.
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