De la maldición a la cura: El hongo de Tutankamón que podría derrotar al Cáncer

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01/07/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/El Universo/Panamericana Televisión

 Un legado envuelto en misterio

En 1922, cuando el arqueólogo británico Howard Carter abrió la tumba de Tutankamón, el mundo quedó fascinado. Sin embargo, lo que comenzó como un hallazgo glorioso pronto fue eclipsado por una serie de muertes misteriosas entre los integrantes de la expedición. La prensa de la época no tardó en hablar de una “maldición del faraón”. Aunque los científicos hoy descartan lo sobrenatural, un sospechoso biológico emergió entre los rumores: Aspergillus flavus, un hongo microscópico capaz de generar micotoxinas letales.

 La ciencia entra en escena

Cien años más tarde, investigadores de la Universidad de Pensilvania volvieron sus ojos hacia este viejo enemigo. En lugar de destruirlo, decidieron escucharlo. En su laboratorio lograron aislar un grupo de compuestos bioactivos derivados del hongo: las asperigimicinas. Lejos de ser veneno, estos péptidos cíclicos demostraron tener una sorprendente capacidad para inhibir el crecimiento de células cancerígenas, especialmente aquellas asociadas con leucemias agresivas.

“La ironía es fascinante: lo que fue símbolo de muerte, ahora podría salvar vidas”, afirma la doctora Sherry Gao, directora del equipo de investigación.

 Cómo actúan las asperigimicinas

Las asperigimicinas interfieren en la formación de microtúbulos, esenciales para la división celular. Al bloquear este proceso, impiden la proliferación de células tumorales. Además, los investigadores identificaron el gen SLC46A3, responsable de facilitar la entrada del medicamento a través de los lisosomas de las células cancerosas, optimizando así su efectividad.

 ¿Y la “maldición”?

Entre los científicos, se considera que las muertes de los arqueólogos estuvieron probablemente relacionadas con infecciones respiratorias provocadas por la inhalación de esporas de hongos como Aspergillus. En el caso de Carter, vivió más de 15 años tras el hallazgo. No obstante, el relato de la maldición se volvió parte del imaginario colectivo, alimentado por el aura mística de Egipto y el sensacionalismo de los medios.

 De la tumba al laboratorio

Este giro histórico plantea una reflexión profunda: el valor del conocimiento se encuentra, a veces, en lo más inesperado. El mismo microorganismo que fue temido durante décadas podría convertirse ahora en una poderosa herramienta de la medicina moderna.

“Como pasó con la penicilina y los hongos, todavía hay secretos curativos esperando ser descubiertos en la naturaleza”, concluye Gao.

 Epílogo

La tumba de Tutankamón sigue cautivando al mundo. Pero quizás el mayor legado del joven faraón no esté en su oro ni en sus joyas, sino en un hongo escondido en la oscuridad de su cámara funeraria: un testigo milenario que podría —paradójicamente— iluminar el futuro de la oncología.

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