23/08/2016/Yahoo/AJV
Un pescador filipino que encontró una perla de manera fortuita en el mar, decidió que la mejor idea era depositarla bajo su cama y guardarla allí para beneficiarse de sus poderes como amuleto para la buena suerte.
Pero dicha buena suerte pareció abandonarlo cuando su cabaña sufrió un incendio y las autoridades encontraron la perla, de incalculable valor, entre los pocos objetos que no fueron pasto de las llamas.
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