El estudio realizado por la Universidad de Ohio analizó los datos de 3,348 mujeres que participaron en la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud de 1979.
Cada una de las mujeres estudiadas dieron a luz entre las edades de 15 y 35 años, y fueron entrevistadas cada uno o dos años, de 1979 a 2008. Fueron divididas en tres grupos: las que tuvieron su primer hijo en la adolescencia (15-19 años), en la edad adulta temprana (20-24) y cuando eran mayores (edades 25-35).
Al llegar a los 40 años, las mujeres calificaron su estado de salud en una escala de pobre a excelente.
Las que fueron madres entre las edades de 25 y 35 tienden a reportar tener una mejor salud a los 40 años que los otros dos grupos.
Aquellas que dieron a luz por primera vez en la adolescencia y las adultas jóvenes, que lo hicieron hasta los 24 años, reportaron estados similares de salud en la mediana edad.
“Hemos estado enfocados en los efectos negativos de la maternidad adolescente, pero en realidad nunca nos preguntamos qué pasaría si estas adolescentes esperaban hasta la edad adulta temprana”, señaló Kristi Williams, coautora del estudio en la Universidad Estatal de Ohio.
«La suposición ha sido que ‘por supuesto, es mejor esperar’. Pero al menos cuando se trata de la salud posterior de la madre, no es necesariamente cierto”, agregó.
Los investigadores destacaron que el estudio se centró específicamente en las mujeres que nacieron en la década de 1960, y algunos factores han cambiado para las que crecieron en otras décadas.
El Informe Nacional de Estadísticas Vitales señaló que la mayoría de las mujeres que dieron a luz entre las edades de 20 y 24 en esa época eran madres solteras.
El 63 por ciento de todos los primeros nacimientos de mujeres negras todavía se produce a los 24 años o menos.
El estudio fue escrito por investigadores de la Ohio State, la Universidad de Cornell, la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad de Akron, y publicado en la Revista de Salud y Comportamiento Social.
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