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El milagro del petróleo de Guyana

01/08/2024/el economista

La estadística es una disciplina científica que resulta útil en muchas ocasiones, pero que puede resultar un tanto engañosa si se analiza de forma aislada y sin tener en cuenta otros variables y parámetros. Un buen ejemplo es el del ‘milagro estadístico’ del país que más rápido crece de todo el mundo. Esta pequeña economía ha pasado en pocos años de tener un PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo inferior al de Venezuela a rozar los niveles de EEUU, uno de los países más ricos del mundo. Aunque el dato es oficial y real, el boom económico de Guyana (un pequeño país situado al norte de Brasil y este de Venezuela que descubrió grandes cantidades de petróleo hace pocos años) no ha supuesto que los ciudadanos de este país vivan igual de bien (en términos de bienestar económico) que los de EEUU, aunque este indicador estadístico diga que sí. El milagro del petróleo ha multiplicado el PIB de esta economía, generando un crecimiento disparatado en algunos indicadores. Sin embargo, la riqueza y los ingresos no son solo cómo se generan, también es relevante cómo se reparten.

La historia de este pequeño país es llamativa y se ha desarrollado extremadamente rápido. Tras muchos años de pobreza relativa y olvido, Guyana saltó a la escena internacional hace pocos años. En 2015, el gigante petrolero Exxon Mobil descubrió 11.000 millones de barriles de petróleo frente a las costas del pequeño país latinoamericano, un crudo que no comenzó a explotarse de forma masiva hasta 2019. Tal hallazgo prometía cambiar a Guyana para siempre, catapultando al país y a sus ciudadanos hacia la ancha frontera que les separaba del mundo desarrollado. Aunque aún es pronto para sacar conclusiones, los fríos datos económicos sí parecen estar conduciendo a Guyana hacia la riqueza.

Después de presentar un crecimiento récord del PIB real en 2022 (62,3%, el más alto del mundo), el PIB real siguió creciendo extremadamente rápido en 2023 (33%) y este mismo año, cuando se espera que se expanda otro 30% más. El PIB ha pasado de los 5.400 millones de dólares en 2019 a los 21.180 millones de la actualidad. Es decir, el tamaño de la economía se ha multiplicado por cuatro en un periodo de cinco años gracias a los ingresos del petróleo y la inversión extranjera.

Así, el boom del petróleo de Guyana está transformando poco a poco la economía real de este país de poco más de 800.000 habitantes. Sin embargo, la mayor transformación, hasta la fecha, la están viviendo los indicadores económicos, que están disfrutando de un fortísimo crecimiento producto de la extracción de petróleo en grandes cantidades en un país con una población muy pequeña. Aunque los ingresos del crudo aún no han llegado de una forma masiva y clara a la población (se han construido carreteras, hospitales, colegios… pero los guyaneses siguen disfrutar de una economía desarrollada real), el PIB per cápita (el indicador más usado para analizar el desarrollo de un país) se ha multiplicado unos pocos años a la par que se ha creado un fondo soberano que pretende emular el buen resultado obtenido por Noruega con la gestión de su petróleo.

Guyana pisa los talones a EEUU

Así, según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA) de los guyaneses se ha disparado desde los 12.000 dólares de 2017 (frente a los 12.227 de Venezuela), hasta los 80.000 dólares de este 2024 a solo 5.000 dólares de distancia de EEUU. Primero conviene señalar que el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo es un indicador más refinado o ‘cocinado’ porque elimina la distorsión que generan los diferencias precios de cada economía, algo que no recoge el PIB per cápita corriente.

La medición se realiza de este modo (PPA) para ‘limpiar’ la distorsión que generan los precios entre diferentes países. De una forma sencilla, comprar una hamburguesa y un helado genera el mismo bienestar en un país u otro, aunque en EEUU cueste 15 dólares y en Guyana solo 5 dólares. Lo importante es la cantidad y la calidad de esos bienes y servicios, no su precio. De modo que el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo transforma todos los precios de una economía en precios de EEUU (normalmente). Si la hamburguesa hecha en EEUU cuesta 10 dólares, la hamburguesa hecha en Guyana valdrá también 10 dólares para este indicador. Al final, el PIB es la cantidad de bienes y servicios producidos en un año en una economía, por lo que el precio de estos bienes y servicios en dólares es importante.

Sin embargo, en el caso de Guyana resulta relevante destacar que parte de esos ‘bienes’ producidos que están inflando el PIB y el PIB per cápita no están siendo disfrutados en la actualidad por la población, por lo que en este preciso momento no afectan o mejoran su bienestar. Esto sucede porque dentro del PIB se están contabilizando las exportaciones de petróleo, que generan cientos de millones de dólares cada año, un dinero que no termina de filtrarse a la economía de este pequeño país.

¿Qué pasa con ese dinero? Esos millones de dólares ‘producidos’ dentro del país no están yendo a parar (por ahora) a la economía real de Guyana, puesto que se marchan en forma de dividendos a EEEUU (ExxonMobil reparte los beneficios entre sus accionistas que no son guyaneses) y en forma de ahorro para el fondo soberano de Guyana, que ya tiene activos por valor de 2.800 millones de dólares. No obstante, hay otra parte que sí se está usando para remunerar a los empleados de la industria petrolera guyanesa o para cubrir parte del gasto del Gobierno de Guyana. Esta es la parte que está mejorando hoy el nivel de vida de los ciudadanos de este país.

El fondo soberano es una herramienta que permite ahorrar hoy el dinero que financiará los gastos del mañana. El petróleo no es para siempre, pero los ingresos bien invertidos pueden ayudar a mantener y sostener la economía durante muchos años. El ejemplo en el que se fijan todos estos ‘petroestados’ es Noruega, un país con poco más de 6 millones de habitantes, pero cuyo fondo soberano tiene un tamaño simular a toda la economía de España (más de un billón de dólares). Gracias a esta astuta política, Noruega se ha librado del ‘mal holandés’ que han sufrido muchas otras naciones ricas en materias primas y, además, ha solventado el problema de las pensiones que sufren todos los países desarrollados. Ahora, Guyana busca hacer algo similar.

Guyana gestiona el petróleo

Aunque aún queda mucho camino por recorrer, el Fondo Monetaria Internacional ya se deshace en halagos cuando habla de la economía de Guyana y de la gestión de sus recursos. Kenji Okamura, Director General Adjunto del Fondo Monetario Internacional, visitó el país a principios de años para «felicitar a las autoridades por la incomparable expansión económica. Guyana hoy está en condiciones de cosechar los beneficios del rápido aumento de los ingresos petroleros gracias a los esfuerzos realizados mediante la implementación de reformas y ajustes a lo largo de los años». El petróleo ha sido la clave, pero la gestión de este recurso natural no ha sido menos importante a la hora de explicar la evolución del país, sobre todo la ausencia de desequilibrios después de este ‘shock positivo’ para la economía.

«Los planes implementados por las autoridades y los fuertes avances están beneficiando a toda la población a través de mejores programas educativos y de salud, políticas de vivienda, energía e infraestructura de transporte. Lo más importante es que estos planes también brindan a las generaciones actuales y futuras oportunidades empresariales y laborales a través de un crecimiento económico muy fuerte y una economía más diversificada», aseguraba este experto del FMI.

Además, el experto del FMI cree que las políticas del Gobierno están siendo clave para «mejorar el bienestar económico a través de la inversión pública, evitando al mismo tiempo el riesgo no trivial de sobrecalentamiento económico. Las autoridades han gestionado esta transformación con éxito hasta el momento y coincidimos en que es primordial seguir manteniendo la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de la deuda», señala.

Aunque los beneficios del petróleo no han llegado ni mucho menos a toda la población, ya se puede ver el impacto positivo en algunas esquinas de Guyana. Delroy McLean, un joven de 28 años entrevistado por Bloomberg a principios de 2024, explicaba que el boom económico del país «le había cambiado la vida».

Este joven creció calafateando y pintando los cascos de los barcos que atracaban en el muelle de Homes Stelling, un pequeño barrio de chozas de madera sobre suelo fangoso en la zona más pobre del centro de Georgetown (capital de Guyana), conocida como Tigers Bay. Ahora, el contratista de Exxon Saipem ha construido un astillero muy cerca de la casa de la infancia de McLean, donde ha podido formarse y trabajar como operador de grúas.

«Estoy en una mejor posición para ayudar a mi familia, para ayudarme a mí mismo», asegura McLean, quien pudo solicitar un préstamo hipotecario a través de un programa gubernamental el año pasado y ahora vive en una unidad de alquiler en una mejor zona de la ciudad. «Puedo ahorrar, puedo pagar mis cuentas y aun así tener algo para llevar a mi familia al parque o al cine».

Aún queda mucho por mejorar. Años de pobreza y mala gestión no desaparecen con unos pocos cientos de millones de dólares. La falta de empleos, oportunidades educativas y salarios provocaron que aproximadamente la mitad de la población del país viva en el extranjero. Sebastian de Freitas, de 33 años, abandonó el país para estudiar ingeniería civil en Brasil. Sin embargo, este ingeniero ha vuelto después de que la hayan ofrecido un buen trabajo en Georgetown, su ciudad natal.

«Es un poco de planificación y también de elegir el lugar y el momento adecuados», aseguraba Freitas, quien ha pasado años preparándose para ascender a su puesto como piloto de un ROV (Remoted Operated Vehicle) desde el interior de una plataforma marina. «Los guyaneses no estamos hechos para la industria del petróleo y el gas, pero tenemos habilidades y cualidades que pueden extrapolarse desde cualquier industria, somos muy trabajadores. Solo hay que estar dispuesto a trabajar para aprender a hacerlo».

Tiffany Balgobin es instructora de buceo y en declaraciones a Bloomberg asegura que hoy «hay más oportunidades y más empresas que llegan y necesitan contratar gente… Quieren contratar a locales». Sin embargo, Guyana no tiene suficiente mano de obra cualificada para los puestos que se demandan, por lo que en un principio las empresas relacionadas con el petróleo y el gas tendrán que traer a su propio personal cualificado. No obstante, estos trabajadores que vienen de fuera consumen e invierten en Guayana. Los ingenieros y operarios del petróleo que vienen de fuera también quieren clases de buceo, ir al teatro o salir a cenar… todo ello repercute poco a poco en la economía de Guyana.

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