30/01/2016/EFE / LD
El Francisco celebró hoy junto a 20.000 peregrinos la primera de las generales jubilares que se desarrollarán durante el Año Santo Extraordinario y, en la Plaza de San Pedro, animó a los fieles de el mundo a «ser portadores de Cristo» y misioneros de su misericordia.
«El cristiano es portador de Cristo. Vivir la misericordia nos hace misioneros de la misericordia y ser misioneros nos permite crecer en la misericordia de Dios. Los cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio», subrayó Jorge Bergoglio.
Esta era la primera de las audiencias generales extraordinarias que celebrará por regla general un sábado al mes durante el Jubileo de la Misericordia, que concluirá el próximo 20 de noviembre, unas audiencias que se sumarán a las habituales de cada miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano.
El papa dedicó la catequesis de hoy a poner de manifiesto «la estrecha relación que hay entre la misericordia y la misión» y animó a los fieles de todo el mundo a que comuniquen el Evangelio a los demás para que puedan recibir la misericordia de Dios.
«Hay que tomarse en serio el ser cristiano y el compromiso de vivir como creyente porque comunicando el Evangelio se puede tocar el corazón de los demás y abrirlo para que reciban la gracia del amor y de la misericordia de Dios que acoge a todos», señaló.
Además, les exhortó a no cansarse «nunca de sentir la necesidad de recibir el perdón de Dios» porque, dijo, cuando se es «débil, su cercanía se siente más fuerte».
Ya en los saludos a los peregrinos en lengua italiana, el papa Francisco pronunció unas palabras en memoria de una de las trabajadoras del Vaticano que falleció recientemente.
«Hoy el papa está un poco triste porque ayer nos faltó una señora que trabaja con nosotros desde mucho tiempo. Después de una larga enfermedad, el Señor la ha llamado. Se llama Elvira», recordó Bergoglio, momentos antes de rogar a los asistentes a la plaza vaticana que rezasen «un ave maría para la paz eterna de la señora Elvira y para que el Señor consuele a su marido y a sus hijos».
El papa Francisco convocó en 2015 un Año Santo Extraordinario dedicado a la misericordia, una experiencia de renovación dirigida también a las diócesis de todo el mundo para ofrecer a la Humanidad «la vía del perdón y de la reconciliación».
En la bula de convocatoria, estableció sus principales características y, entre ellas, se contemplaba la apertura de puertas santas en cada ciudad y el envío de «misioneros de la misericordia», sacerdotes dotados de la autoridad para perdonar pecados reservados a la Sede Apostólica.
Serán 1.071 los «misioneros de la misericordia» que el papa enviará a todos los rincones del mundo para absolver los pecados, incluso los considerados más graves como el aborto, confirmó el viernes el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Rino Fisichella.
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