06/11/2017/harpersbazaar / MF
Quizás hayas escuchado este concepto de un tiempo a esta parte: «La cuarta revolución industrial». Un proceso inminente que va a producir –o está produciendo– muchos cambios significativos a nivel laboral. Los economistas especializados han acuñado este nombre y lo definen como una «transformación marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas», que van a modificar el mundo tal y como lo conocemos. Parece la sinopsis de una película de ciencia ficción, pero nada más alejado de la realidad, procesos similares hemos vivido a lo largo de la historia. Varias veces.
Primero fue la máquina de vapor, luego la producción en serie, Ford y los sistemas eléctricos y, por último, la microelectrónica y la automatización de la producción. En total, 3 revoluciones industriales que presentaron nuevos paradigmas sociales y que hoy son hitos que destacamos como parte de nuestra historia.
Se habla de una cuarta, la más veloz de la historia además, y que produce cierta inquietud entre los más versados por la tasa de paro que pueda generar, debido al asombroso e inimaginable grado de autonomía que las máquinas inteligentes podrán alcanzar en algunos entornos productivos, y la exigencia de adaptación y/o complementariedad del factor humano.
Sin embargo, el pánico no ha de cundir. Según un informe publicado por el Observatorio ADEI y Google, es posible extraer un denominador común, un patrón que se reproduce en todas las revoluciones industriales sucedidas hasta el momento:
– En el corto plazo, el balance puede ser desfavorable, pues la introducción de nuevas tecnologías sustituye a los trabajadores que desempeñan tareas más reemplazables. Pero al mismo tiempo, liberan horas de trabajo y elevan la productividad de los trabajadores.
– En el largo plazo, la demanda de nuevos empleos para producir los nuevos bienes y servicios y la reducción de los costes por la mayor eficiencia de los procesos productivos generan un mayor empleo total.
De hecho, en 2016 se presentó un informe en el Foro Económico Mundial que revelaba que la digitalización de la industria supondrá la desaparición de 7,1 millones de empleos. Pero así, también la creación de 2,1 millones nuevos para el año 2020. Se estima pues, que habrá pérdida de empleo, pero nuestra generación, aparte de ser la mejor preparada de la historia, es la que cuenta con herramientas que son inconcebibles para generaciones anteriores (Internet, redes sociales….) y, por si esto fuera poco, nuestra capacidad de adaptación (no vemos la diferencia entre trabajar con el ordenador desde casa o desde Nueva York, emprender nos da menos miedo que nunca y hemos vivido una crisis económica justo cuando terminábamos nuestras carreras) es inusitada.
Hace por ejemplo una década eran inimaginables algunos trabajos que existen hoy, como community manager o desarrollador de impresoras 3D, por eso es difícil imaginar cómo será el entorno laboral dentro de 10 años, y menos dentro de 50, teniendo en cuenta la velocidad a la que se desarrollan nuevas herramientas. No obstante, expertos adelantan ya algunos puestos de trabajo que no son surrealistas y que bien podrán aparecer según las necesidades que puedan surgir.
Según el informe de ADECCO (Consultoría de Recursos Humanos), estos son algunos de los puestos de trabajo que más se demandarán, basados en necesidades que ya existen:
Big Data Analyst. Es un perfil mixto entre analista digital y experto en Big Data. El Big Data permite a las empresas manejar grandes cantidades de datos para extraer la información realmente importante, analizarla y obtener conclusiones que ayuden a la empresa a tomar decisiones importantes para el negocio.
Híbridos entre diseño y tecnología. Las empresas han comenzado a ofrecer posiciones relacionadas con el diseño web y de aplicaciones en todas sus fases, como son investigador de usuario, analista de usabilidad, arquitecto de la información, diseñador interactivo o diseñador de Experiencia de Usuario (UX), entre otros.
Psicólogos y coaches. La salud mental tiene la misma importancia que la física. Los cambios tan continuos y rápidos en los estilos de vida generarán un gran impacto en la sociedad que podrá incrementar la demanda de estos especialistas.
Además, hay algunas profesiones que, aunque futuristas, presentan posibilidades para ser muy demandas en el futuro, según los expertos. Entre otras como ciberasesor financiero, conductor de drones o ingenieros industriales especializados en robótica, algunas de las más curiosas:
Cloud computing: los expertos en controlar los datos de «la nube» se encargarán de gestionar la aplicación de las nuevas teconologías a los futuros modelos de negocio.
Médicos de fetos: es un área de la medicina que está en fase inicial, pero con el tiempo, los médicos especializados serán capaces de curar enfermedades del feto, antes de que nazca.
Profesores lincenciados en hackschooling: la metodología de la enseñanza se adaptará a las exigencias del nuevo paradigma y los profesores impartirán las asignaturas del mañana con nuevas herramientas y se dirigirán a niños que serán nativos digitales.
El futuro se presenta imprevisible pero cargado de nuevos retos. ¿El mayor de ellos? Estar informados, completamente integrados con las nuevas tecnologías y preparados para la adaptación. Como titula la autora Silvia Leal: esto es cuestión de E-renovarse o morir (LID Editorial). ¿Preparada?
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