30/08/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/La Opinión/Infobae/El HuffPost/
En una respuesta contundente a la creciente tensión geopolítica en Europa del Este, varios países miembros de la OTAN han iniciado la construcción de una nueva línea de defensa a lo largo de sus fronteras con Rusia y Bielorrusia. Este ambicioso proyecto, ya apodado por analistas como la “nueva cortina de hierro”, busca disuadir cualquier intento de incursión militar y fortalecer la seguridad regional.
Lituania, Letonia, Estonia, Polonia y Finlandia lideran esta iniciativa con la instalación de barreras físicas, zanjas antitanques, trampas de concreto y sistemas de vigilancia avanzada. El corredor de Suwalki —considerado por expertos como un punto estratégico vulnerable— ha sido identificado como prioridad crítica en los planes de fortificación.
“Ya no podemos permitirnos el lujo de la ingenuidad. La invasión rusa a Ucrania nos enseñó que la disuasión debe ser tangible”, declaró el ministro de Defensa de Lituania, Arvydas Anušauskas, durante la presentación del plan nacional de defensa territorial.
El proyecto contempla más de 1.500 kilómetros de infraestructura defensiva, con una inversión conjunta que supera los 3.000 millones de euros. Además, se ha incrementado el gasto militar en varios países, con Lituania alcanzando un histórico 5,5% de su PIB destinado a defensa.
La OTAN ha respaldado la iniciativa como parte de su estrategia de “defensa avanzada” en el flanco oriental, mientras que Moscú ha calificado las obras como una “provocación innecesaria”.
Este nuevo cinturón defensivo marca un giro histórico en la política europea de seguridad, recordando los ecos de la Guerra Fría, pero con tecnología del siglo XXI y una determinación renovada por preservar la soberanía y la paz en la región.
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