01/02/2016/AJV/ Informe21/La Verdad
A partir de este martes se aplica el incremento de 20 % al mínimo y del cestatique anunciado por el presidente Nicolás Maduro. “Este es el aumento número 32 de la revolución”, dijo Maduro el 17 de febrero sobre la nueva cotización del sueldo mínimo venezolano, esta es la onceava vez que informa sobre este de acción desde su llegada al poder en 2013. Al mismo tiempo devaluó la moneda e incrementó el precio de la .
La cifra de inflación de los meses que han transcurrido este año aún no se conoce, pero la de 2015 no pinta un escenario optimista. Las pequeñas se preparan y la falta de recursos pone en jaque su operatividad.
Representan el 87 por ciento de la totalidad de las empresas registradas en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas. Su patrimonio es limitado y la cantidad de productos que pueden ofrecer es cada vez menor. Así describe Gilberto Gudiño Millán, presidente de la Ucez, la situación en la que una proporción tan significativa de comerciantes reciben el aumento de 20 por ciento al salario mínimo y del bono de alimentación anunciados por el primer mandatario. “Un porcentaje se puede ver muy afectado por el nuevo aumento”.
A partir de hoy, los empresarios deberán pagar a sus empleados 11 mil 577,81 bolívares, además de 13 mil 275 bolívares en bono de alimentación cada mes.
Franco Cafoncelli, presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo, rechaza que la medida se presente sin otras acciones que incentiven la producción nacional y frenen la inflación. “Puede ser una felicidad para el día de la medida pero después se van a dar cuenta de que ese aumento se va a volver sal y agua como ha pasado 32 veces”.
“Ninguna empresa puede decir en este momento que está 100 por ciento productiva porque los trabajadores están pensando cómo resolver sus problemas domésticos y eso, por supuesto, interfiere en lo que es la producción de un país”, asegura Cafoncelli. Prevé cierre de empresas y recorte de personal en otras y ratifica su convencimiento de que los constantes aumentos de salarios, más que logros, se tratan del reconocimiento de fallas en las políticas económicas del país.
Gudiño Millán no piensa diferente y señala que todos los puestos de trabajo están en riesgo. Explora un posible rumbo que podrían tomar los comercios ante el conflicto: la informalidad, que empieza con el cese del pago de impuestos y desmejoramiento de las condiciones laborales de los empleados. “Ese es el comienzo de la desaparición de la empresa porque a fin de cuentas esa empresa está condenada a desaparecer”.
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