28/03/2017/Kienyke
Después del arroz, el producto que más se consume en el planeta es el pan. Partamos de un ejemplo cercano: en cada tienda de Colombia, independientemente de dónde esté, o que tan grande u humilde sea, habrá pan. Hay, además, por lo menos una panadería en cada barrio. No es descabellado pensar que la falta de pan sería un problema complicado. Y en Venezuela está pasando.
Sumado a la falta de otros productos básicos, y a la inflación, la dependencia de los precios del petróleo, ha llegado a afectar cada uno de los aspectos de la vida cotidiana. Recientemente el coletazo se sintió en la disminución de sacos de harina por panadería.
Poco a poco se ha ido disminuyendo la cifra. Un local que para funcionar bien requería 300 sacos al mes, ahora recibe apenas 100. La situación más crítica es en Caracas.
De acurdo con Rodolfo Marco Torres, ministro de alimentación de Venezuela, “ya están listas 90 mil toneladas para distribuir”. Sin embargo la Federación venezolana de Panificación y afines dice que eso no alcanzará. Lo mínimo que se necesita son 120 mil toneladas.
El problema radica en que desde el gobierno se ha dicho que los panaderos están acaparando la harina para usarlas en productos no regulados como tortas, cachitos (pan relleno de jamón), dulces y demás productos de pastelería. En cambio el pan “canilla”, y el “francés”, ambos regulados, no se producen en la cantidad necesaria. Las largas filas que se ven en la calles de la capital son para adquirir esos dos productos. Ahora, el 90 % de la harina se usa para hacer el pan subsididado; el resto es para los demás productos.
“La federación de panaderos le ha declarado la guerra al pueblo —dijo Maduro—; tienen haciendo cola por maldad. Ya tienen varios meses en eso. Yo me he propuesto un plan especial para ganar la Guerra del pan en Caracas”.
El plan del que habla Maduro es el Plan 700. Consiste en la intervención y expropiación de las panaderías, que pasan a ser administradas por los Claps (Comités locales de abastecimiento popular). “Ya no comercializamos, distribuimos, porque el pan es una necesidad del pueblo”, dijo José Solórzano, un líder de los Claps, y que ahora está al mando de Mansion`s Bakery, un local que en otro tiempo fuera de los más populares del centro de Caracas.
El de Mansion´s Bakery, que ahora se llama “Milka” es de los primeros casos de expropiación. Ya, por ejemplo, no se vende pan a los transeúntes, sino a los miembros de la Clap. Eso ha causado un creciente sentimiento de rechazo dentro de la comunidad, pues ahora que las Clap podrían monopolizar la venta y producción de pan, será aún más difícil conseguir ese producto de primera necesidad.
Los testimonios de algunos vecinos de la ahora panadería Milka expresan ese malestar. “Me parece un atropello, porque hay mucha gente que está necesitada. Antes compraba pan ahí, pero ahora no se puede porque es por consejo comunal”, dijo una mujer que atiende un negocio cercano. Así, el pan se convierte en un tema, más que de primera necesidad, sobre todo político.
“El tema del pan también se lo aplicaron a Allende, por cierto. Nosotros no vamos que pongan a sufrir al pueblo y vamos con autoridad democrática, pero a actuar”, dijo Tereck El Aissami, vicepresidente de Venezuela.
Daniel Da Costa tiene 30 años atendiendo una panadería del este de Caracas. En una entrevista con el Diario de las Américas expresó que sentía temor por lo que podría venir. “Nos tienen como asustados. Realmente existe la guerra económica, pero quien la está haciendo es el gobierno. Nosotros lo que queremos es materia prima para trabajar tranquilos. Las colas son producto de la mala administración de este país. Si aquí hubiera materia prima no habría cola para nada”, dijo.
El panorama es complejo. La guerra del pan sólo es una de las tantas caras de la nefasta crisis que vive Venezuela. Expertos internacionales apuntan a decir que la solución depende de, primero, la recuperación de la institucionalidad. “En los últimos 10 años Venezuela recibió US$700.000 millones por le renta petrolera y en este momento hay US$3 millones en el Fondo de Estabilización Macroeconómica, según cifras oficiales. Quizá no vayamos a saber inmediatamente qué pasó con todo, pero si la Asamblea recupera su capacidad de controlar y vigilar el dinero del país, las soluciones vendrán más rápido que tarde”, dijo a la BBC Rafael Guzmán, diputado de la oposición.
Por otro lado, desde la Unasur se ha dicho que es importante unificar el modelo cambiario. “Hay un sistema múltiple de tasas de cambio en Venezuela, la idea es que pueda haber una sincerización cambiaria, o dicho de otra forma, que una tasa fija con una moneda sobrevaluada pueda sustituirse por un sistema único flotante de tasas de cambio”, explicó Ernesto Samper, secretario general de Unasur.
“No se está hablando de una devaluación porque con una sincerización cambiaria o establecimiento de una tasa única, algunos productos inclusive bajarían de precio, otros podrían subir, Si fuera una devaluación, todos los productos subirían de precio y este no es el caso”, dijo también el ex mandatario colombiano.
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