11/12/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/CubitaNOW/EL PAÍS/Tele 13/Libertad Digital/
La dirigente opositora venezolana María Corina Machado completó un viaje clandestino que fuentes periodísticas reconstruyen como una operación de casi 48 horas, en la que habría utilizado un disfraz y contado con dos acompañantes para sortear controles y llegar a la costa antes de zarpar hacia la isla de Curazao.
Según la reconstrucción difundida por medios internacionales, el periplo comenzó en Caracas y se desarrolló entre la tarde del lunes y la madrugada del jueves, con la dirigente sorteando más de una decena de controles militares y policiales hasta alcanzar un puerto pesquero desde donde partió en una embarcación pequeña rumbo a Curazao; desde esa isla del Caribe tomó luego un vuelo con destino a Oslo.
Testimonios y reportes periodísticos señalan que la travesía incluyó etapas por tierra, mar y aire, y que las condiciones del mar y la seguridad en la zona complicaron la salida, lo que provocó retrasos que impidieron a Machado llegar a tiempo para la ceremonia del Premio Nobel de la Paz. Durante el trayecto, la dirigente mantuvo comunicación con representantes del Comité Nobel para informar sobre su avance y su intención de llegar a la capital noruega.
Diversos medios han publicado hipótesis sobre la logística del escape, que van desde la colaboración de terceros hasta la posible intervención de equipos de vigilancia para proteger la operación en alta mar; algunas versiones mencionan maniobras electrónicas y escoltas en la ruta hacia Curazao, aunque esas afirmaciones no han sido confirmadas oficialmente por autoridades venezolanas ni por gobiernos extranjeros. La salida del país y el cruce marítimo fueron descritos como de alto riesgo dada la presencia de controles y la actividad militar en la región.
A su llegada a Europa, la agenda de Machado incluyó saludos a simpatizantes y actos públicos en Oslo; mientras tanto, su hija recibió el Premio Nobel de la Paz en representación de la galardonada, un gesto que marcó la ceremonia y subrayó la dimensión internacional del caso venezolano. La dirigente declaró en redes y ante seguidores que su objetivo es mantener la visibilidad internacional sobre la situación de derechos humanos y presos políticos en Venezuela.
La odisea de Machado pone de relieve la fragilidad de la seguridad política en Venezuela y la capacidad de actores nacionales e internacionales para influir en movimientos de alto perfil. El episodio alimenta el debate sobre soberanía, persecución política y rutas de salida clandestinas, y plantea preguntas sobre las implicaciones diplomáticas y de seguridad que acompañan a desplazamientos de líderes opositores en contextos de alta polarización.
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