17/04/2017/BBC Mundo
La píldora anticonceptiva trajo profundos cambios sociales. Todo el mundo concuerda con eso. De hecho, esa era la razón para desarrollarlas, al menos desde el punto de vista de Margaret Sanger, la activista que urgió a los científicos a que lo hicieran.
Sanger soñaba con una liberación sexual y social de las mujeres, que las dejara en igualdad de condiciones con los hombres.
Pero la píldora no disparó solamente una revolución social; también desató otra revolución, el cambio económico más significativo de finales del siglo XX.
Piensa además en todo lo que le ofreció a las mujeres.
En primer lugar, funcionaba, que es más de lo que se puede decir de muchas de las otras alternativas.
Por siglos, los amantes habían probado toda clase de trucos para evitar un embarazo. Desde caca de cocodrilo en el antiguo Egipto hasta aceite de cedro, recomendado por Aristóteles, y el método de Casanova de usar medio limón como capuchón cervical.
Incluso la alternativa moderna más obvia, los preservativos, tienen sus bemoles, pues la gente no los usa apropiadamente, por lo que a veces se rompen o se resbalan.
El caso es que en un año, por cada 100 mujeres sexualmente activas que usan el condón como método anticonceptivo, 18 quedan embarazadas. La tasa de fallos de la esponja es similar y del diafragma no es mucho mejor.
Con la píldora, esa tasa es del 6%, tres veces más segura que los preservativos.
Y esa tasa asume el uso típico, pues si la usas siguiendo las indicaciones al pie de la letra, el porcentaje se reduce a 0,3.
Propia, privada y discreta
Otra ventaja: la responsabilidad era de la mujer.
La píldora le dio a las mujeres el control, pues usar condones implicaba negociar con su pareja. Y el diafragma y la esponja eran liosos.
En contraste, la decisión de tomar la píldora era propia y privada. Y discreta. No extraña que la quisieran.
El primer país en aprobarla fue Estados Unidos, en 1960, y en sólo cinco años casi la mitad de las mujeres casadas que usaban métodos anticonceptivos tomaba la píldora.
Pero la revolución real llegó cuando las mujeres solteras tuvieron acceso a los anticonceptivos orales… aunque hubo que esperar.
Para mediados de los 70, la píldora era de lejos la forma más popular de control reproductivo entre las mujeres de 18 y 19 años de EE.UU.
Y fue entonces que empezó esa revolución económica.
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