02/11/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/
Mito, negocio y la selva que las alimenta
La historia de Akakor reúne elementos difíciles de separar: un libro publicado en 1976, un narrador carismático que pronunció reclamaciones extraordinarias y una selva la Amazonía cuya extensión e inaccesibilidad alimentan la imaginación colectiva. Este reportaje reconstruye el origen del relato, las contradicciones que lo rodean y por qué, pese a la falta de pruebas, la leyenda persiste en la cultura popular y en nichos conspirativos.
Origen del relato
En 1976 apareció un libro que, desde entonces, ha sido semilla de numerosas teorías: relataría la existencia de una ciudad subterránea ancestral llamada Akakor, ubicada en la cuenca amazónica, y una supuesta élite que preservó conocimientos tecnológicos y vínculos con seres de otro mundo. La narrativa combinaba detalles topográficos, genealogías míticas y episodios de contacto ingredientes que convierten cualquier relato en material de culto para buscadores de lo oculto.
El mediador de la historia
El eje humano de la crónica fue la figura que se presentó como portador de la tradición oral: un supuesto cacique que relató la historia a un periodista extranjero. Con el paso del tiempo surgieron investigaciones que cuestionaron la identidad real del narrador y destacaron inconsistencias biográficas. Las dudas sobre su origen y motivaciones no enterraron la historia; al contrario, añadieron otra capa de misterio que muchos interpretan como prueba de encubrimiento o falsificación deliberada.
Contradicciones y ausencia de evidencia
Las afirmaciones sobre túneles, ciudades subterráneas y restos de una civilización tecnológicamente avanzada no han sido respaldadas por hallazgos arqueológicos verificables. Equipos científicos que han trabajado en la Amazonía describen un ecosistema complejo donde los rastros materiales se degradan con rapidez y donde la verificación exige métodos rigurosos y tiempo. En ausencia de artefactos, Akakor se mueve en el terreno de la anécdota, la tradición oral transformada en artículo periodístico y la especulación.
La Amazonía como escenario del relato
La selva amazónica es un marco narrativo perfecto para mitos de civilizaciones perdidas: inmensa, muchas áreas inexploradas, definida por ríos que cambian curso y una biodiversidad que borra huellas. Culturalmente, la Amazonía ha sido históricamente productora de leyendas desde El Dorado hasta Paititi y Akakor encaja en ese largo catálogo. La geografía no prueba la existencia de lo narrado, pero sí explica por qué estas historias persisten y se reciclan.
Economía del misterio y la industria cultural
Más allá de la búsqueda de la verdad, relatos como Akakor alimentan una industria: libros, documentales, canales digitales y turismo de misterio encuentran público ávido. La viralidad en redes y plataformas audiovisuales convierte cualquier afirmación sin pruebas en contenido rentable. En ese circuito, la frontera entre curiosidad legítima y explotación se vuelve difusa.
Convivencia entre escepticismo y fascinación
La recepción de Akakor muestra dos actitudes que conviven y se retroalimentan: por un lado, el escepticismo científico que demanda evidencia; por otro, una fascinación cultural que valora la narración como entretenimiento, advertencia o símbolo identitario. Ignorar la dimensión emocional de estas historias dificulta comprender por qué reaparecen periódicamente en distintos formatos y contextos.
Conclusión
Akakor funciona menos como una hipótesis histórica comprobable y más como un fenómeno cultural: un relato que absorbe expectativas, miedos y deseos en torno a la Amazonía. La selva no demuestra ni niega la ciudad perdida, pero provee el telón de fondo perfecto para que el mito siga vivo. Mientras no aparezcan pruebas materiales sólidas y verificadas, Akakor permanecerá en el cruce entre la leyenda y la industria del misterio, útil para contar historias sobre lo desconocido y rentable para quienes las difunden.
























































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