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Las FARC comienzan a entregar las armas

01/03/2017/EL PAÍS

En el calendario de la paz de Colombia, el 1 de marzo está marcado como el día en que las FARC empiezan a entregar las armas. Sobre el terreno, la misión de la ONU desplegada en el país comienza la primera fase de este proceso: inventariar los fusiles de asalto. Es decir, funcionarios internacionales van a registrar al combatiente y al tipo de armamento que porta con un código de barras. De manera progresiva, todo el material será depositado en contenedores que se instalarán en las 26 zonas de transición a la vida civil donde la insurgencia vive desde hace varias semanas. Hoy no será el día en que los colombianos vean a los farianos, en fila, dejando las que han sido sus compañeras de lucha durante más de medio siglo de guerra. Puede que ni hoy, ni nunca. Las FARC se han negado a que este proceso quede retratado.          

Los primeros que se han comprometido en entregar sus armas son los 322 guerrilleros que forman parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación compuesto por la ONU, las FARC y el Gobierno de Colombia. Son los insurgentes que trabajan en las áreas de normalización vigilando que se cumplen los acuerdos que se pactaron durante cuatro años en La Habana. Una vez sus fusiles estén registrados, el resto de sus compañeros se unirán al proceso. La planificación oficial establece que en una primera fase se recolectará el 30%; a partir del 1 de mayo, otro 30%, y el 40% restante antes del 1 de junio.

Los retrasos que han acompañado el inicio de la implementación de la paz en Colombia hacen muy difícil que este calendario se vaya a cumplir. La única fecha que sigue marcada a fuego es la de principios de junio. Esa jornada significará el final de los 180 días pactados por las partes para que todo el armamento esté en poder de la ONU y los guerrilleros de las FARC vuelvan a ser civiles. El organismo cuenta con 450 observadores, que se trasladarán a los campamentos, para cumplir esta tarea.

«Reajustaremos el plan de destrucción de armas inestables o explosivos», ha dicho Iván Márquez, comandante de las FARC y miembro del Secretariado. Un grupo de guerrilleros, acompañados por artificieros de la ONU, podrá salir de las zonas veredales para destruir material pesado. La insurgencia ha facilitado información de sus caletas, los almacenes en mitad de la selva colombiana donde han escondido durante años este tipo de armamento compuesto de municiones, minas o granadas, entre otros.

«Se trata de un avance parcial pero sustantivo en el proceso de dejación de armas, que la Misión valora como un buen punto de partida hacia la superación de los atrasos en la implementación», reconocen desde la ONU. El jefe de la misión en Colombia, Jean Arnault, ya había expresado en una carta interna, que fue filtrada a la prensa, su preocupación por el incumplimiento de los plazos del proceso de paz. El responsable llegó a plantear una modificación en el calendario inicial establecido. Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz, con el apoyo de la Cancillería de Colombia, rechazaron cualquier tipo de cambio en una misiva de respuesta. «Confiamos en que este proceso se puede acelerar», reiteran desde Naciones Unidas.

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