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Las fiestas de los millonarios, cuentos de hadas hechos realidad

12/06/2017/EFE

El dicho popular «con dinero todo se puede» es una realidad para algunas personas con alto poder adquisitivo, que no reparan en gastos a la hora de celebrar fiestas que pueden acabar siendo de cuento de hadas gracias a una inversión millonaria, con músicos internacionales y cientos de invitados.

Bodas, cumpleaños y otras reuniones privadas son parte de las actividades que los ricos llevan a cabo por todo lo alto y de las que se encarga la productora y organizadora de eventos Fox Group, cuya gerente, Daphne Martínez, ha explicado a Efe qué piden los adinerados para divertirse.

«Cuando se les mete una idea en la cabeza, lo que quieren es que alguien la haga realidad, y nosotros somos un poquito expertos en eso: hacemos lo que casi nadie se atreve a hacer», ha afirmado la gerente de la empresa, que desde hace 25 años trabaja también en conciertos, giras, y galas benéficas, por ejemplo de Acción Contra el Hambre y también con el Circo del Sol.

Sus clientes de los eventos privados suelen ser empresarios de telecomunicaciones o inversores en propiedades, -cuyos ingresos han crecido a base de explotarlas, que figuran en la lista de la revista Forbes y a los que les gusta celebrar fiestas en verano en sus casas, también en hoteles de lujo, de Marbella, Málaga o Estepona.

«Hay de todo», ha asegurado Martínez, puesto que el desembolso total para una ocasión así puede ir de unos 100.000 euros al millón, dependiendo de cada persona y de lo que quiera hacer.

Unos clientes prefieren reuniones de unas 50 personas -la media está en unos 250 invitados- con algún grupo de música que ambiente el momento, mientras que otros son capaces de cualquier cosa sin importar los gastos, como hizo hace años uno que fletaba aviones desde Holanda para tener flores frescas, ha recordado Martínez.

En otra ocasión, tuvieron que convertir un salón de congresos básico de hotel en uno de «cuento de hadas, con telas, árboles colgando y múltiples pantallas sobre el escenario», ha añadido.

A los artistas les interesan los privados porque pueden llegar a cobrar un 20 % más que con un concierto corriente, y también varían según los gustos del cliente, pues pueden pasar de un grupo que se dedica a tocar en bodas o hacer versiones a músicos de la talla de Julio Iglesias o de la cantante y actriz Toni Braxton.

«La verdad es que es una suerte trabajar en eventos privados porque, cuando el cliente lo tiene claro y tiene economía, te da una libertad de movimiento y de creatividad muy interesante», ha resaltado Martínez, si bien esto también supone afrontar una serie de obstáculos propios de la organización y producción de eventos.

«Cada día es un reto», porque estas empresas no poseen un ingreso fijo mensual, sus ganancias las deben buscar todas las semanas, pero «el tener experiencia te abre la puerta a que a menudo te llamen», sin tener que ir a buscar al cliente, ha precisado.

El resto viene de la mano de quién contrata, como les ocurrió el año pasado con alguien que quería montar una pista para que su artista saliese volando por encima de la piscina. «Al final no se hizo porque los costes eran altísimos de inventar esa estructura y el cliente decidió que el artista podía bajar caminando», ha relatado Martínez.

Sin embargo, quizás la mayor dificultad llega a la hora de hacerles entender que para que todo «quede bonito» se necesita una gran cantidad de trabajadores «que tienen que tener su salario y muchas veces eso no se valora», ha opinado.

«Cuando el cliente lo tiene claro no suele haber problema; el problema está con la gente que quiere aparentar más que ser», la cual no entiende que al personal «hay que darle de comer mientras está currando, hay que transportarlos, y todo eso está dentro del presupuesto», ha recordado.

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