25/12/2015/Reuters / Fahad Shadeed
Una mujer saudí desvela cómo la insultaban de pequeña, qué contenidos no enseñan en la escuela y cómo se percibe el feminismo en su país, entre otros aspectos.
Hace dos semanas, por primera vez las mujeres de Arabia Saudita pudieron participar en las elecciones municipales e, incluso, presentarse como candidatas. La reforma que las otorga derechos políticos básicos es un acto casi revolucionario en un país en el que aún no pueden conducir o aparecer en público sin ir acompañadas por un tutor de sexo masculino.
El portal informativo Furfur ha publicado una entrevista con Zainab, una estudiante saudí de 23 años que viajó al Reino Unido hace cinco años para estudiar la política de Oriente Medio. En su relato, Zainab reveló cómo se vive ser mujer en ese país.
«Las escuelas casi no enseñan historia»
Zainab valora que la calidad de la educación en su país es bastante mala para los menores de ambos sexos. Así, la estudiante detalla que el proceso educativo está enfocado en materias como la biología, las matemáticas y la física, mientras que las escuelas casi no imparten historia o estudios sociales.
«Las niñas de mi escuela me llamaban ‘puta'»
«Twitter y Facebook son muy populares en Arabia Saudita», indica Zainab, que cuenta que, cuando apareció Facebook, no era recomendable que las mujeres subieran sus fotos en esa red social.
«Todas las niñas de mi escuela me llamaban ‘puta’ porque publicaba mis imágenes. Sin embargo, quienes me insultaban ahora son las ‘spammers’ más insoportables de mi Instagram», apunta esta estudiante.
«Siempre sucede lo mismo en el Reino [Arabia Saudita]. Al principio, las personas tienen mucho miedo de las innovaciones tecnológicas y critican a los usuarios activos; después, las utilizan como si nada», agrega.
«La ropa de colores se percibía de manera negativa»
«Casi nunca llevaba el ‘niqab’ —un velo que cubre la cara casi por completo—, pero tenía que vestir con ‘abaya’ (una túnica larga que no cubre el rostro) por prescripción legal», señala Zainab, quien recuerda que solo cuando cumplió 12 años las mujeres pudieron utilizar ropa de colores.
Zainab comenta que, al principio, la sociedad percibió ese cambio de manera negativa y que esa tendencia precedía de la élite pero, poco a poco, todas las mujeres siguieron esa moda. Su conclusión es que «llevar ‘abayas’ de colores ayudó mucho a la sociedad, debido a que amplió las opciones, aparecieron diseñadores y crearon nuevas fábricas».
«La reputación femenina es responsabilidad de los varones»
En Arabia Saudita, se supone que los hombres en la familia son responsables de la reputación de sus mujeres, aclara Zainab. Por ejemplo, si un padre o un hermano se enteran de que una mujer ha fumado o ha pasado tiempo con un chico, trae graves consecuencias porque la costumbre del país es proteger a la hija o esposa de los malos rumores… incluso si son ciertos.
«La liberación del cautiverio»
«Trasladarme al Reino Unido desde Arabia Saudita fue como liberarme de un cautiverio, como si hubiera pasado 18 años en la cárcel y me pusieran en libertad. Me encantaba incluso caminar hasta la universidad o ir a cualquier comercio sin necesidad de que me acompañara un hombre», se congratula Zainab.
Ella asegura que puede usar cualquier prenda y pasar tiempo con chicos «sin que alguien me tome por una prostituta» y destaca que «antes, ni siquiera podía expresar mi opinión durante las clases, sobre todo si no se encajaba con las normas religiosas».
«Los hombres y las mujeres se incomodan si entran juntos en una habitación»
En Arabia Saudita existen muchísimos lugares a los que solo pueden acceder personas de un mismo sexo. «Por ejemplo, una mujer intenta entrar en la panadería de su calle y resulta que solo admite a hombres, con lo cual se queda sin desayunar», relata Zainab.
Esta mujer saudí explica que la mayor parte de comercios o restaurantes de su país están destinados a los hombres y, que como resultado, «la gente está empezando a percibir esa división como una norma, con lo cual, cuando hay mujeres y hombres en una misma habitación, se comportan de manera extraña porque todos se sienten tremendamente incómodos», admite la estudiante.
«Las mujeres que trabajan son parias»
Según Zainab, la sociedad saudí generalmente considera que las mujeres que trabajan son parias; por lo tanto, el desempleo femenino es uno de los principales problemas del país. Además, las personas de sexo femenino tienen dificultades a la hora de conseguir un puesto en una empresa prestigiosa, que suele preferir a los trabajadores.
«Las feministas abogan por la desnudez pública»
Zainab confirma que «el feminismo radical es casi ilegal» en Arabia Saudita, en donde creen que las feministas «abogan por la desnudez pública, la promiscuidad sexual y la prostitución, con lo cual la respuesta a sus demandas para establecer la igualdad de sexos se convierte en una especie de paranoia colectiva y sus reivindicaciones se asocian con la revolución sexual».
Para finalizar, Zainab concluye que «el Gobierno y la sociedad de su país están más dispuestos a escuchar a las mujeres que tratan de interpretar las normas del islam en interés propio y no actúan de manera precipitada» y opina que «probablemente, esa táctica sea menos honesta, pero resulta más eficaz a la hora de luchar verdaderamente por los derechos de las mujeres».
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