25/06/2016/BBC Mundo
Si los arqueólogos «juegan» con la basura que dejaron nuestros antepasados, Tomás Mendizábal, responsable de clasificación de objetos que han aparecido durante las obras de ampliación del Canal de Panamá, ha estado inmerso en todo un parque temático.
Desde el 2007 se han encontrado y clasificado unos 2.250 objetos que dan cuenta de la historia comercial del istmo de Panamá desde épocas precolombinas.
Dientes, dagas, chimeneas, restos de puentes y cementerios abandonados por las compañías de Francia y Estados Unidos a principios del siglo pasado, evidencian el papel de tránsito humano que ha tenido Panamá.
«El grueso de los artefactos que hemos encontrado es de la inserción de Panamá como clave para el tránsito mundial», le dice Mendizábal a BBC Mundo.
«A mí me parece curioso, sino increíble, excavar en un pueblito perdido en la jungla de Panamá y encontrar productos europeos junto con cerámicas de México», agrega.
«Es la globalización en un basurero del siglo XIX perdido en la selva panameña».
Se trata de uno de los proyectos arqueológicos más importantes que se haya hecho en el país centroamericano.
Para poder rescatar las piezas hubo que capacitar y sensibilizar a todos los obreros y trabajadores involucrados en la zona.
«Cada vez que alguien encontraba algo se llamaba al arqueólogo, quien en 24 horas tenía que acudir al lugar y evaluar el objeto», le dice a BBC Mundo Zuleika Mojica, especialista de protección ambiental del Programa de ampliación del Canal.
Un diente y una daga
Y a juzgar por la cantidad de muestras, el teléfono de Mendizábal llegó a sonar con bastante frecuencia.
«Lo divertido de trabajar en esta zona es que estamos hablando de un área tan grande que hay evidencias de todos los períodos», cuenta el experto.
La mayoría de los hallazgos han sido restos de maquinaria industrial, lo que ha significado todo un reto para su análisis debido a la propiedad de oxidación de estos materiales.
Sin embargo, una de las piezas más sorprendentes para Mendizábal fue una daga de acero del período colonial que encontraron en casi perfecto estado.
«Se utilizaba como una especie de defensa personal hacia fines del 1500», explica por su parte Mojica, cuya pieza preferida es el molar humano que se encontró en un basurero precolombino.
«Data del año 720 a 700 a.C., es decir, tiene unos 2.700 años», añade.
También desenterraron una chimenea de 1808 que se utilizaba para incinerar basura y trincheras construidas entre 1912 y 1913 por los estadounidenses para proteger estructuras claves del Canal.
«Hemos encontrados cementerios, aunque los basureros son más interesantes», comenta el arqueólogo.
No es sólo el objeto
Durante la construcción del Canal de Panamá, la malaria y fiebre amarilla llevaron a la quiebra la compañía francesa que inició los trabajos para unir el Atlántico con el Pacífico.
«Los franceses solo enterraban a los blancos de su compañía», cuenta el experto. «Y los estadounidenses reutilizaron los cementerios para sus trabajadores».
Muchas de las cruces eran de metal y más tarde, en los años 70 fueron vendidas. «Hemos encontrado restos de esa purga de cruces«.
Para Mendizábal, lo más valioso de estos trabajos de recuperación es que cada objeto estudiado está acompañado de su información de contexto bien establecida.
«Los arqueólogos nos fijamos en el contexto para establecer lo que ocurrió y así reconstruir los modos de vida del pasado», señala.
«En Panamá, muchas de las piezas (en exhibición) no tienen esa información, pero este hallazgo sí esta contextualizado».
Por su parte, Mojica aclara que ésta es una de las áreas mejor estudiadas del área del Gran Darien.
«Era una información inactiva que, de no haberse hecho el proceso de ampliación, se hubiera quedado allí», agrega.
La Autoridad del Canal de Panamá tiene la custodia de estos tesoros arqueológicos que exhibirán una vez que concluyan los actos inaugurales de la ampliación.
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