11/05/2017/AFP/CC
Dos personas fallecieron el miércoles en manifestaciones en Venezuela, informó la Fiscalía, lo que eleva a 38 los muertos en medio de la persistente ola de protestas antigubernamentales que azota al país sudamericano. Anderson Dugarte, de 32 años, recibió un balazo en la cabeza en una protesta el lunes en la ciudad occidental de Mérida.
En tanto, Miguel Castillo, de 27 años, murió durante una manifestación en el este de Caracas. «Lo digo con el corazón arrugado, nadie debería morir por protestar», dijo el diputado opositor Miguel Pizarro, comentando el último deceso, que ocurrió en un área donde manifestantes opositores se enfrentaron con fuerzas de seguridad.
Pese a los cientos de heridos y detenidos en las movilizaciones, el miércoles miles de opositores tomaron de nuevo las principales avenidas del país insistiendo en la protesta que mantienen casi a diario, contra lo que consideran una «dictadura» del presidente Nicolás Maduro.
El Gobierno socialista dice, por su parte, que las acciones de la oposición sólo buscan crear caos para finalmente desbancarlo y ha ordenado que se juzgue en tribunales militares a manifestantes civiles detenidos. Cientos de seguidores de Maduro también salieron el miércoles en apoyo al presidente.
A través de la televisión estatal, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, acusó a un «francotirador» de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática por la muerte de Dugarte, sin dar más detalles. También informó que Castillo fue asesinado con un arma de fuego.
«EN LA CALLE PARA QUEDARNOS»
La protesta escaló con algunos manifestantes lanzando frascos llenos de excrementos -conocidos como bombas «puputov»- a las fuerzas de seguridad, que, desde que iniciaron las protestas hace más de un mes, han bloqueado su paso con barreras y una lluvia de gases lacrimógenos.
Pese a que autoridades advirtieron en la víspera lo ilegal del acto de protesta, jóvenes con la cara cubierta y cascos, usaban resorteras para arrojar los envases de heces, piedras y bombas molotov en una autopista de la capital, dijeron testigos de Reuters.
Los focos de protesta y enfrentamientos en algunos puntos de la capital y otras ciudades del país petrolero, como San Cristóbal o Barquisimeto, se mantuvieron hasta entrada la noche. Más temprano, diputados opositores denunciaron que un grupo de hombres armados no identificados intentó dispersar una concentración cerca del Palacio de Gobierno disparando al aire, en un hecho que fue televisado.
La oposición, que insiste en que mantendrá viva la protesta, ha rechazado la iniciativa del presidente Maduro de convocar una asamblea para introducir cambios a la Constitución -como una forma de resolver la crisis política- y exigen que el conflicto se dirima con la convocatoria a elecciones generales.
«Estamos en la calle para quedarnos. De aquí no nos vamos hasta que se acabe esto, hasta que se vaya Maduro», dijo Luis Orta, un empresario de 52 años, quien caminaba junto a otros que portaban escudos de madera, como símbolo de su defensa a la Constitución.
Marielys Valdéz, inspectora general de tribunales en entrevista con la televisora estatal VTV, consideró este miércoles como «armas bioquímicas» las bombas de excrementos -llamadas popularmente ‘puputov’- que manifestantes empezaron a lanzarle a policías y militares en las protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
«Es un arma biológica (…) El uso de armas bioquímicas es delito, está completamente tipificado, y tiene penalidades altas», dijo .
«El uso de las armas químicas, en este caso heces humanas y animales, generan consecuencias (…) Pueden extenderse a las aguas, contaminar terriblemente. Personas especialmente vulnerables, niños y ancianos, pueden contraer hepatitis o infecciones con bacterias», agregó Valdéz.
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