25/03/2017/EFE / LR
Decenas de miles de jóvenes bailaron desde ayer, con mucha purpurina e indumentarias imposibles, en la decimonovena edición del Ultra Music Festival, que durante tres días cita en Miami (EE.UU.) a lo más graneado de la música electrónica.
Los millares de «leds» luminosos del escenario principal acogen hasta el domingo a pinchadiscos de la talla de Martin Garrix o Hardwell, así como a bandas como Major Lazer y Justice, en un evento con las localidades agotadas desde enero y al que se espera una asistencia global de más 165.000 personas, procedentes de todos los rincones del planeta.
En este ambiente hedonista, en el que los prejuicios se quedan en la puerta, «cada uno puede ser lo que quiera», tal como afirma Jorge Martel, que vuela por cuarta vez consecutiva a Miami desde El Salvador para asistir al festival, siempre con la bandera de su país a cuestas y acompañado de amigos de distintas naciones de Latinoamérica.
Entre ellos se encuentra Melissa Camacho, una colombiana procedente de Bogotá, novata en el Ultra y que anda con la boca abierta por las «buenas vibras» que se sienten en el recinto del festival, levantado en el Bayfront Park, en el centro de la ciudad,
así como por los «outfits» de los asistentes.
«¡Me encantan! Me gustaría tener el atrevimiento para ponerme uno de esos vestidos», afirma Camacho, mientras observa los biquinis psicodélicos, la purpurina y las indumentarias que remiten a hadas y unicornios.
Precisamente, ataviada como uno de esos particulares animales mitológicos acude Samantha, una universitaria que viene desde El Paso (Texas), y explica que lo hace así porque los unicornios son «brillantes y coloridos, como el Ultra».
La energía y la libertad reinan en las primeras horas del festival y la música se impone poco a poco en el mayor de los ocho escenarios, donde convive todo tipo de música electrónica, desde el EDM (Electronic Dance Music) más comercial hasta el «techno» y el «drum and bass» para los puristas.
Una de esas espectadoras exigentes es Soojin, a la que una edición del Ultra celebrada en Seúl, capital de Corea del Sur, se le quedó pequeña y decidió volar a Miami para escuchar a los mejores del género.
Según la revista DJ Mag, referente en la música electrónica, la pasada edición del Ultra Music Festival de Miami fue el mejor festival de este género en el año 2016.
Entre los 107 artistas que colman el cartel de esta edición, para la que se espera una audiencia potencial de 15 millones de personas a través de internet, destacan nombres históricos como The Prodigy, clásicos del rap como Ice Cube y Cypress Hill, y Dj como Snake, Afrojack, Axwell & Ingrosso David Guetta, Tiësto, Steve Aoki y el incombustible Carl Cox.
Y si los pinchadiscos ponen las canciones que más suenan en las radios, de repente el artista alemán Robin Schulz sorprende al poner el tema principal de la serie «Narcos» en el escenario principal, reflejo de que la cultura popular y viral también está
presente en un festival cuyo público es mayoritariamente «millenial».
El Ultra, al fin y al cabo, es también un lugar para la reivindicación y la unión entre las naciones.
Eric, joven que viene desde Guatemala, remarca mientras escucha al holandés Armin Van Buuren que «el Ultra, con todas las banderas que se ven», demuestra que el mundo es mejor cuando «todas las personas están unidas».
Pese a su mensaje positivo, la organización del Ultra y la ciudad de Miami vuelven a medir su capacidad para contener incidentes.
Este festival estuvo en medio de la polémica cuando en la edición de 2014 una guardia de seguridad quedó en estado crítico tras
ser aplastada por una muchedumbre que traspasó las vallas de seguridad en su afán por ingresar al recinto.
Asimismo, el año pasado un estudiante de una universidad local falleció en un hospital, adonde fue derivado tras sufrir complicaciones médicas en la primera noche de la fiesta y que obligaron a llamar a los servicios de emergencia.
En las últimas ediciones, la Policía local ha redoblado los controles, en especial para impedir la distribución y venta de drogas, y ello ha motivado un descenso de los detenidos durante los tres días del evento.
En 2016 fueron arrestadas 67 personas, en su mayoría por desórdenes y posesión de narcóticos, mientras que en 2015 los detenidos sumaron 76, de acuerdo a la Policía de Miami.
Pero con mayor o menor polémica, para muchos de los feligreses del Ultra Music Festival el ser parte de esta fiesta de «beats» y decibelios es un sueño realidad, aunque ello signifiquen los ahorros de todo un año.
En medio del espectáculo de Don Diablo, el español Rafael Sanz, un veinteañero madrileño residente en Chicago que acude por primera vez y se desvive por ver a Martin Garrix en directo, grita que este evento es algo que se debe hacer «una vez en la vida».
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