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¿Quieres hacerte rico y famoso en internet? Una universidad china te enseña cómo

28/06/2017/Vanity Fair

En el país asiático, miles de jóvenes viven de hacer livestreamings para sus fans. Mueven un mercado de 7.000 millones de euros, y ahora, ya es una carrera universitaria. Analizamos el fenómeno.

Wang Hong: «celebridad que ha alcanzado la fama a través de las redes sociales y cuya influencia se mide en los followers que tiene en plataformas como Weibo, WeChat o Huajiao».

En China ya existe una palabra para definir a los miles de jóvenes que viven de hacer livestreamings, un negocio que ha creado una economía virtual a base de obsequios digitales de sus seguidores que se traducen en dinero. Jing Qi, una de las jóvenes más populares en Internet, recibe cientos de dólares en monedas virtuales cada vez que se conecta.

Hace apenas tres años este sector no existía en el país, pero hoy representa una de las profesiones más lucrativas. La universidad Yiwu Industrial and Commercial College, cerca de Shanghai, ha inaugurado recientemente un programa de asignaturas destinadas a formar a esta generación que ansía sus 15 minutos de fama. ¿Tendremos influencers con doctorado en el futuro?

«Cuando era joven, soñaba con ser famosa, vivir la sensación de tener a mucha gente apoyándote y tener muchos fans», contaba una de las estudiantes del programa. «Creo que mis posibilidades han crecido mucho». En el descanso entre clase y clase, pasó media hora hablando con sus seguidores en un Live con el móvil de lo había almorzado y de cómo le estaba yendo el día.

El curso incluye clases de danza, talleres de fotografía, teoría de la estética, nociones sobre marcas de lujo, merchandising visual, cómo maquillarse o filmar vídeo. Porque para ser viral hay que estudiar.

Las signaturas del curso para hacerse viral

Márketing Online y Capacidad Operacional: Editar imágenes, gestionar una tienda online a través del móvil, y merchandising visual. Es decir, cómo hacer las fotos de Instagram perfectas.

Interpretación y habilidad de «balanceo»: Para los YouTubers (o su versión china), la universidad enseña a moverse frente a la cámara con asignaturas como Danza, Cine y Televisión, Prácticas de Rodaje, y Promoción de Vídeo Web.

Maquillaje: Cómo maquillarse para la cámara e idear diseños creativos. La materia también incluye directrices para ejercer de modelo de belleza.

Habilidad de moda y estética: Saber de estilismo es esencial para triunfar en el entorno de lo visual. Aquí enseñan «sensibilidad para la moda», «cultivar la estética», «apreciación del arte del modelaje», y cómo organizar accesorios y objetos para tomar la fotografía perfecta.

Protocolo de Relaciones Públicas, Alfabetización Cultural: Este módulo está dedicado a los que quieran formarse en la tradición china de la ceremonia del té y otros ritos culturales.

Tras este aprendizaje, los estudiantes esperan ser los candidatos ideales de las numerosas agencias que apoyan a potenciales estrellas digitales. Tophot, una de las incubadoras más populares, representa a más de 30.000 figuras emergentes y los ayuda a conseguir patrocinios con empresas a cambio de un porcentaje. Janet Chen, fundadora de la agencia, señala que muchos de ellos ya superan en popularidad a estrellas de cine… y también sus sueldos. La famosa Zhang Dayi ingresó 46 millones de dólares el año pasado.

Pero no todos logran el éxito. Un 95% de ellos se quedan por el camino, tal y como apuntó el consultor Zhang Yi en una entrevista con BBC. La presión es tal, que muchos les atribuyen el repunte de operaciones de cirugía estética. Una barbilla fina, rostro redondeado y ojos grandes son las características comunes de los rostros que más triunfan, y algunos medios han compartido casos de jóvenes que se someten a operaciones para gustar más ante las cámaras.

Esa es la situación de Jing Qi, la joven de la que hablábamos al principio del artículo. El pasado marzo se hizo una rinoplastia y un tratamiento de inyecciones faciales para destacar las curvas de su rostro. «Quiero que me vea más gente, que se gasten monedas Huajiao en mí», contó Jing a Reuters. «Al final, podré casarme con un apuesto y alto millonario».

Algunas de estas operaciones las financia la propia agencia que los representa en colaboración con hospitales asociados, como es el caso de Three Minute TV. Allí tienen contratados a más de 1.000 livestreamers que emiten desde platós decorados para simular el dormitorio de una niña (mobiliario rosa, lámparas con forma de flor, peluches…) Entre ellos se organizan en turnos para que haya un suministro constante de vídeos en directo.

Ya sabemos lo que están pensando, sí, que parece el argumento de un episodio de Black Mirror.

El creciente interés de la sociedad china por los canales de livestreaming ha atraído a una oleada de inversores, encabezada por Alibaba (el gigante del ecommerce que controla Aliexpress). La plataforma de comercio online es otra de las vías de ingresos de estos nuevos influencers, que aprovechan su tirón para vender ropa y todo tipo de objetos a través de tiendas digitales a las que enlazan en sus vídeos. Hace poco, Taobao, de Alibaba, lanzó su propia plataforma de livestreaming.

El fenómeno también está siendo rentabilizado por el sector de los videojuegos. Tencent Holdings, una empresa de telefonía y servicios de internet, ha apostado por varias compañías de livestreaming, y cuentan con un canal de vídeos de gente mientras prueban videojuegos en directo, DouYu TV.

Sin embargo, no todo son sonrisas y aleteos de pestañas postizas. Numerosos canales han tenido que cerrar o han recibido multas graves tras difundir contenido obsceno, fomentar la violencia o promover productos ilegales. Mientras, miles de jóvenes siguen soñando con la fama virtual.

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