La nueva apuesta de Disney-Pixar luce como una propuesta disfrutable a la que se le pudo sacar mucho más provecho.
Dirigida por el debutante Peter Sohn, Un gran dinosaurio funciona como una ucronía, es decir, un relato alterno que cuenta la historia pasada como si hubiera ocurrido de otra manera. En este caso, se especula con la posibilidad de que los dinosaurios no se extinguieron hace 65 millones de años, sino que evolucionaron hasta adquirir el habla y desarrollar habilidades laborales. Arlo, un joven y temeroso apatosaurio, se dedica a la agricultura junto a sus padres y sus dos hermanos. Cuando una catástrofe natural causa lo aparta de su hogar, Arlo deberá vencer sus miedos y hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para volver con los suyos. Para ello contará con la ayuda de su amigo-mascota Spot, un niño humano con hábitos caninos (en este otro mundo hay personas, pero no muy evolucionadas en comparación con los reptiles gigantes).
Pixar ha puesto en un listón muy alto el cine de animación, al contar buenas historias para niños y adultos por igual (acaso más para los segundos que para los primeros). Cada estreno suyo está, por ende, rodeado de grandes expectativas. La mencionada «Intensa Mente» las llenó de sobra hace unos meses. ¿Pasa lo mismo con Un gran dinosaurio? No del todo.
No es una mala película, desde luego. Sus paisajes y fotografía alcanzan niveles de realismo alucinantes y cuenta con momentos de gran belleza y enorme dramatismo que arrancarán lágrimas a más de uno, así como solventes situaciones cómicas. Los homenajes a géneros como el western también están bien conseguidos.
El problema está en que se echa en falta la inteligencia y la exploración madura de las emociones presente en los mejores trabajos de Pixar. En su lugar se opta por un relato de iniciación y superación que quizás conecte con los más pequeños, pero que a estas alturas luce algo trillado e infantil para otros públicos. No es casualidad que con frecuencia la cinta parezca un remake de El rey león, especialmente en secuencias como la muerte de cierto personaje importante y los villanos velocirraptores, muy parecidos a las hienas de dicho film de 1994.
Al final, Un gran dinosaurio luce como una propuesta estimable y disfrutable, pero a la que pudo sacársele mucho más provecho. Incluso ya se habla de ella como la más Disney de las películas de Pixar. Con todo lo bueno y lo malo que eso supone.
@mhnissnick
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