03/05/2017/Associated Press
El himno nacional de Venezuela retumbó el miércoles en Caracas cuando decenas de miles de personas lo entonaron al inicio de una marcha hacia la principal autopista de la ciudad, que volvió a ser escenario de una nueva jornada de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Pero cuando los manifestantes intentaban transitar por la autovía fueron dispersados por centenares de guardias nacionales que les lanzaron gases lacrimógenos.
La violencia ha arreciado desde que el mandatario anunció que convocará a una Asamblea Constituyente para modificar la carta magna. Al menos cuatro personas murieron desde el martes, con lo que se elevó a 33 el número de fallecidos en las últimas semanas.
“Ese proceso constituyente es una manera de tapar la situación y evitar que se hagan elecciones porque saben que todas las van a perder porque ya el pueblo no los quiere», afirmó a The Associated Press Jorge González, un arquitecto de 63 años, mientras levantaba un asta de aluminio de seis metros de alto de la que colgaba en un extremo una bandera venezolana de 24 metros cuadrados.
«Es demasiado duro ver morir a nuestros muchachos», dijo entre llantos Eugenia Vélez, una laboratorista de 58 años, al detenerse frente a la imagen de una virgen colocada sobre una acera de la barriada de Altamira, al este de la ciudad, donde la semana pasada murió un joven en medio de una protesta.
«Los hijos nuestros si están aquí los matan… o se tienen que ir del país para salvar sus vidas. Esto ya no lo aguantamos», enfatizó.
Un joven de 21 años falleció la noche del martes de un disparo de arma de fuego en medio de un saqueo en la ciudad costera de Valencia, un motociclista de 28 años fue arrollado por un vehículo que intentaba esquivar una protesta en una autopista del este de Caracas y dos personas murieron cuando el autobús en el que viajaban volcó al intentar esquivar una barricada levantada por manifestantes en el estado de Carabobo.
Las muertes coincidieron con las manifestaciones en Caracas y otras ciudades en rechazo a la iniciativa de Maduro de redactar una constitución que reemplazará a la que en 1999 impulsó el fallecido presidente Hugo Chávez y que la oposición considera un “golpe de Estado”.
Las protestas del miércoles coincidieron con la presentación de la propuesta que el presidente hizo ante el Consejo Nacional Electoral.
“He activado oficialmente la convocatoria al poder constituyente originario. Les entrego el poder a ustedes para que el pueblo decida cuál es el destino de la patria. El pueblo debe decir si quiere guerra o quiere paz”, dijo Maduro ante cientos de seguidores congregados en una plaza frente a la sede del Consejo donde minutos antes había hecho entrega de la convocatoria a la Asamblea Constituyente.
El proceso constituyente «es la única convocatoria legal y constitucional que hay hoy en el país”, agregó el jefe de Estado.
Según Maduro con la nueva carta magna se busca ampliar el sistema judicial, promover nuevas formas de «democracia participativa» y garantizar la defensa de la soberanía e integridad de la nación.
El gobernante adelantó que la Asamblea Nacional Constituyente estaría integrada por 500 miembros, de los cuales la mitad serán elegidos por los gremios de trabajadores y las comunidades y el resto en estructuras territoriales que no precisó.
El dirigente y excandidato presidencial Henrique Capriles acusó la noche del martes a Maduro de utilizar el proceso constituyente para evitar los comicios y reiteró que la oposición seguirá en las calles hasta que se convoquen elecciones generales, se abra un canal humanitario para el ingreso de alimentos y medicinas, se libere a los presos políticos y se desarme a los grupos paramilitares.
“Querían elecciones, tomen elecciones; querían votar, vamos a votar; querían diálogo, tomen Constituyente», expresó el miércoles el mandatario quien pidió a los seguidores del oficialismo a “unir fuerzas para tener una mayoría determinante” en la Asamblea Constituyente.
La iniciativa ha sido cuestionada por los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos.
El subsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Fitzpatrick, dijo el martes que Washington tiene una profunda preocupación por las motivaciones de la Asamblea Constituyente y planteó que el proceso “erosiona aún más” la democracia venezolana. Fitzpatrick indicó que Estados Unidos se reserva la posibilidad de hablar con otros países de la región para evaluar posibles “sanciones coordinadas”.
Las manifestaciones contra el gobierno se iniciaron a fines de marzo tras dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia en las que asumió las competencias legislativas del Congreso y limitó la inmunidad de los diputados. Los dictámenes del máximo tribunal, señalado de estar controlado por el Ejecutivo, fueron revertidos pero las protestas no han cesado.
Hasta ahora las protestas han dejado más de 400 heridos y unos 1.000 detenidos de los cuales 65 permanecen bajo arresto.
Venezuela enfrenta la tensión política en medio de una crisis económica con una desbordada inflación de tres dígitos y severos problemas de escasez de alimentos y medicinas.
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