09/07/2016/Vanity Fair MX
EL PRINCIPIO
Era noviembre de 1999 y Hugo Chávez empezaba a ponerse cómodo en la silla presidencial de Venezuela. Había salido triunfante un año antes, con el respaldo del 56% de su pueblo en las urnas y ahora estaba en Cuba, invitado por el mismísimo Fidel Castro. En una conferencia en la Universidad de La Habana, no dudó en expresar los planes que tenía para su patria: “Venezuela va hacia el mismo mar hacia donde va el pueblo cubano”, apuntó. “Mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz”. Casi 17 años después su profecía parece hacerse realidad, con una Venezuela que se asemeja cada vez más a la isla socialista.
MADURO
Pero muchos de sus compatriotas no lo ven como un motivo de festejo. La popularidad del gobierno chavista en manos de Nicolás Maduro cuenta con un escaso 15% de popularidad, según las encuestadoras Delphos, Gente de Mercado y DatinCorp, y las similitudes del país con Cuba son el resultado de la profunda crisis política y económica que atraviesa. Escasez de alimentos, de medicamentos, productos subsidiados, inflación, precios controlados, violencia e ilegalidad son apenas algunos de los problemas que azotan a un país que hasta hace algunos años presumía de su bonanza petrolera.
NI AREPAS, NI PAPEL
En las mismas tierras que presumen tener la mayor reserva petrolera del mundo hoy no tienen qué comer.Sus habitantes pasan horas de sus días haciendo fila en los súper mercados controlados por el gobierno, cruzando los dedos para alcanzar a comprar alguno de tantos productos que escasean, como la leche, papel higiénico y hasta harina de maíz, básica en la canasta venezolana. La falta de todo asecha al país desde que su gobierno empezó a regular los precios de los productos, desmotivando a los importadores y productores. Las colas por falta de abastecimiento han sido comunes en muchos países comunistas y socialistas, uno de ellos Cuba, cuyos ciudadanos llevan décadas esperando en hileras para cada trámite que hacen.
Ante el desespero de los venezolanos, el gobierno de Maduro anunció en abril que había ideado una solución. Los CLAP (Comités de Abastecimiento Locales), un sistema de distribución de casa en casa de productos regulados de primera necesidad, llegarían al rescate. Pero fue inevitable comparar esta nueva apuesta con las famosas cartillas de racionamiento made in Cuba, y además dudar de su eficacia. Los expertos más optimistas estiman que este plan solo podría abastecer a 30% de la población.
ADIÓS MUNDO
Aeroméxico anunció en junio que después de intentarlo por un buen tiempo decidía dejarlo con Venezuela. A casi cinco años de haber iniciado la operación entre la ciudad de México y Caracas, suspendió sus vuelos de forma indefinida, “debido al complejo entorno económico que impera en el país”, anunció en un comunicado.
El operador aéreo se suma a otras dos grandes aerolíneas internacionales -Lufthansa y LATAM- que recientemente decidieron cortar lazos con Venezuela. Estas y otras compañías aéreas se fueron principalmente porque no pueden cambiar sus ganancias en bolívar, la moneda local del país y en la que están obligadas a vender sus boletos, a dólares estadounidenses o a euros. Venezuela cuenta con un complejo sistema de control de cambios en el que el gobierno dicta cuándo y cómo las compañías pueden repatriar sus ingresos.
Una Venezuela cada vez más aislada recuerda a aquella isla caribeña que apenas hasta hace poco anunció que reanudaría los vuelos comerciales con Estados Unidos, despertando a su vez el interés de muchas compañías en otros países, que hasta ahora habían tenido al destino en stand by.
LA PESADILLA DE ENFERMARSE
En estas épocas ningún venezolano puede darse el lujo de enfermarse. Las dificultades económicas han desembocado en una emergencia de salud pública. En muchos hospitales no hay ni guantes, ni jabón, ni agua ni electricidad (de esa hay tan poca en el país que los funcionarios públicos trabajan dos días por semana).
BEBÉS SOBREVIVIENTES
Los números lo confirman. La tasa de mortalidad entre los bebés menores de un mes se incrementó más de cien veces en los hospitales públicos dependientes del Ministerio de Salud en 2015 en relación a 2012, según un informe del gobierno difundido por legisladores. Y algunos medicamentos, incluso para enfermedades terminales, no se encuentran ni en el mercado negro. Maduro niega que el tema esté a ese nivel y acusa —como acostumbra— a la oposición de querer atacar a su gobierno con lo que considera es una calumnia.“Dudo que en otro lado del mundo, más allá de Cuba, exista un mejor sistema de salud que este”, dice. Mientras tanto, la Federación Médica Venezolana anunció que los hospitales locales solo cuentan con 5% de los medicamentos que necesitan para su funcionamiento normal.
TAZA DE MORTALIDAD
En un ambiente de tensión, pobreza, necesidades y polarización, la violencia está a la orden del día en la nación suramericana. El Observatorio Venezolano de Violencia publicó datos de criminalidad históricos en su informe del año pasado, con un total de 27,875 asesinatos, 90 por cada 100,000 ciudadanos.
SU TIERRA
Ya nadie parece sentirse a salvo en un país que en los últimos años se ha acostumbrado a las despedidas. Pero los que emigraron en los últimos años tienen algo en común: no lo hicieron por gusto. A venezolano en el exterior que se respete le duele su tierra, ansía volver y no pierde la esperanza de que el tiempo haga de las suyas. Los que se quedan, aunque abatidos, buscan tiempos mejores. Prueba de ello son las casi 2 millones de firmas que consiguió la oposición para activar un proceso revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, cuando en principio necesitaban 196,000. Y aunque el gobierno ha interpuesto unos 400 recursos legales para invalidarlas, los ciudadanos están dispuestos a seguir luchando. Porque a veces hay que tocar fondo para salir a flote.
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