06/07/2016/Reuters
Los terroristas ofrecen mujeres mediante populares aplicaciones telefónicas encriptadas como Telegram y WhatsApp.
El aviso en lengua árabe es espeluznante. Una chica a la venta: «Virgen hermosa de 12 años… Su precio ha llegado a los 12.500 dólares y se venderá pronto». El anuncio, junto con otros para gatitos, equipo táctico y armas, apareció en la aplicación de comunicación cifrada Telegram y un activista de la comunidad yazidí, de nombre Irak, lo hizo llegar a la agenciaAP. Por temor a ser represaliado por los extremistas, el activista usa seudónimo. Gracias a haber remitido a la agencia conversaciones privadas es posible conocer cómo funcionan las negociaciones en torno a las muchachas.
La organización terrorista dispone de un verdadero banco de datos con fotos de cautivas y los nombres de sus propietarios para evitar cualquier intento por su parte de escapar. Y, sin pensarlo dos veces, los yihadistas matan a quienes tratan de liberarse de las garras del EI.
Lamiya Aji Bashar tuvo suerte. Después de lograr escapar del Estado Islámico (EI), la joven, que tiene ahora 18 años, cuenta que durante 19 meses fue esclava sexual y que la vendieron en varias ocasiones. Relata las violaciones y las torturas sufridas y cómo la golpeaban cada vez que intentaba escapar, pero asegura que nunca se dio por vencida.
El problema surgió en agosto de 2014, cuando el EI ocupó localidades yazidíes del norte de Irak asesinando a muchos de los hombres y tomando como esclavas a las mujeres. Se ha informado de que 2.554 de ellas fueron puestas en libertad por contrabandistas. En mayo de este año, el ritmo de las liberaciones había caído acusadamente y solo 39 habían sido rescatadas en las últimas seis semanas, según cifras del gobierno regional kurdo.
A pesar de que el EI perdió el control sobre las tierras de Ramadi y Faluya, no hay rastros de las muchachas. Cada día que pasa disminuyen las posibilidades de que estas sean rescatadas.
«Cada vez hay menos rescates y van a cesar. La gente se está quedando sin dinero. Quedan miles de mujeres y niñas cautivos y se hace cada vez más difícil rescatarlas», lamenta Andrew Slater, de la organización de ayuda Yazda.
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