11/02/2016/Mejor con salud/AJV
Es determinante aprender a reconocer cuando los se deben a una transformación hormonal y en qué momento dicen que algo está funcionando mal. Así se puede tratar a tiempo antes de desarrollar una enfermedad más compleja.
Las secreciones vaginales desempeñan un papel muy importante en la y la intimidad femenina; si bien estas resultan un poco molestas, son necesarias para mantener una adecuada lubricación y en esta delicada zona del .
Como ocurre con otros fluidos del organismo, pueden dar señales de alerta cuando algo no está del todo bien en la salud; sus alteraciones indican que existe algún tipo de infección, si estamos ovulando o atravesando un periodo infértil.
Y es que, en su estado normal, este se autorregula por sí solo para mantener alejados aquellos patógenos externos que pueden causar enfermedades cuando logran desequilibrar la flora bacteriana, compuesta en su mayoría por lactobacilos.
No obstante, estas secreciones pueden presentar varias alteraciones cuando existe una disminución en los niveles de estrógenos o tras desarrollar alguna infección.
Como mujeres es relevante tener en cuenta qué son esas cosas que indican los cambios en el flujo sobre la salud; de este modo, se podrá actuar de manera oportuna cuando alerten una condición de mayor cuidado.
¿Cuándo debo considerar que mi flujo vaginal es anormal?
Todas las mujeres tenemos un tipo de secreción vaginal que nos mantiene la zona íntima en condiciones adecuadas.
Aunque la cantidad y textura varía según los cambios hormonales, la mayoría coincide en que se trata de un fluido cristalino o blanquecino que no presenta olores fuertes ni causa irritaciones.
Los problemas surgen cuando este presenta alteraciones importantes en su color, textura y olor lo cual genera gran incomodidad e incluso dolor.
El flujo vaginal es anormal cuando:
Presenta un olor desagradable.
Ocasiona dolor, picazón o enrojecimiento.
Es más espeso o con una textura similar al requesón.
Cambia de color, adquiriendo un tono verdoso, amarillento o grisáceo.
¿Y qué me dicen estos cambios sobre la salud? Ante estas alteraciones se debe estar alerta porque, en ocasiones, se requiere atención ginecológica para controlarlo.
A continuación compartimos en detalle qué es lo que indican y cuándo requieren ayuda de un profesional.
El periodo menstrual está próximo
Por lo general, el periodo menstrual llega unos 14 días después de haber ovulado. Es entonces cuando el flujo vaginal disminuye sin que eso indique la presencia de un trastorno hormonal.
Siempre y cuando la vagina no quede seca en su totalidad, indica que el ciclo menstrual está a punto de comenzar.
Sin embargo, este cambio varía de mujer a mujer, pues hay quienes siguen teniendo un flujo normal hasta que aparece el sangrado.
Episodios de estrés
Tras atravesar periodos de constante estrés es común que las secreciones en la zona íntima incrementen de manera significativa.
Sin embargo, estas no duran demasiado y casi nunca causan un mal olor. Si ocurren otros desequilibrios es mejor consultar al médico porque puede existir alguna infección.
Infección por parásitos intestinales
Este es uno de los cambios a los que se les debe dar atención inmediata. Si el flujo presenta un color que va de amarillento a verde y, además, se acompaña con olor, picazón y dolor al orinar, existe una gran probabilidad que haya una infección causada por parásitos intestinales que, por lo general, es de transmisión sexual.
Es bastante común en los días posteriores a la menstruación y produce una irritación notable en las zonas externas de la vagina.
Ovulación
El flujo que aparece en los días de ovulación está considerado como normal y no debe ser motivo de alerta.
Este se caracteriza por tener un color y textura similar al de la clara de huevo crudo, y es la señal que indica que el óvulo fue liberado para ser fecundado.
Su presencia nos dice que es un momento apropiado para lograr con más éxito un embarazo o, por el contrario, es una señal para reforzar las medidas para evitarlo.
Infección bacteriana
Gran parte de los cambios en las secreciones vaginales tienen que ver con algún tipo de infección bacteriana o por levaduras.
Estas causan alteraciones evidentes como colores más visibles que van de amarillo a gris y café oscuro.
En casi todos los casos producen un olor bastante fuerte que suele ser comparado con el del pescado; además, es más espeso y abundante.
Si el flujo es grisáceo es probable que se deba a una infección conocida como vaginosis; no obstante, si su color es café, puede ser porque hay una acumulación de sangre seca.
En cualquier caso, lo mejor es consultar al especialista cuando hay desequilibrios tan notorios y molestos.
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