12/02/2016/El Confidencial/AJV
Por lo general, siendo claramente más largos que los de los , los orgasmos femeninos tienen una duración de entre seis y 30 segundos. Buenas noticias: si se realizan los movimientos correctos y se siguen una de consejos, se pueden alargar hasta sobrepasar el minuto. Hay estrategias bien sencillas para conseguirlo, ponte a prueba y deja que el cronómetro del placer bata un nuevo récord en tu próximo encuentro sexual.
Lo sabes de sobra: las alcanzan el clímax en un porcentaje bastante inferior a los hombres. No influye sólo lo que haga o deje de hacer la otra parte; el estado de ánimo, las presiones, el estrés e incluso la propia de sus cuerpos, dificultan en muchas ocasiones que ese éxtasis final se dé con la misma concurrencia que en los varones. Pero ¡eh! No está toda la batalla perdida: cuando llegan, los suyos son bastante más largos y placenteros.
Idos a un hotel
Diferentes encuestas y estudios han demostrado que nos pone más practicar sexo fuera de casa que en el clásico espacio conyugal. Nada de descampados, incómodas posturas en la parte de atrás del coche o aseos públicos. El sitio preferido son los hoteles.
Habitaciones totalmente preparadas para un delicioso rato de intimidad sin que puedan entrometerse en la escena preocupaciones banales como que tengamos alguna cacerola en el fuego, que el grifo de la ducha gotee, o haya que bajar la basura ‘cuando acabemos’. Un ambiente especialmente óptimo para las mujeres, a las que se les suele ir el santo al cielo durante las relaciones sexuales, una de las causas que propician que se queden a mitad de camino.
“Si ella está relajada y toda su atención se centra en su placer, conseguirá fácilmente el orgasmo”, explica en ‘Men’s Health’ Emily Nagoski, sexóloga y autora de ‘Come As You Are: The Surprising New Science That Will Transform Your Sex Life’ (Simon & Schuster), quien asegura que este es el ambiente que más probabilidades ofrece para que ellas disfruten de un orgasmo intenso y duradero. Apagar los teléfonos móviles, colgar el cartel de ‘no molestar’, algo de música y luz tenue o un buen masaje corporal son pequeños aliados que pueden conducir a un relax total preorgásmico. Lo mejor: podemos gemir y gritar tanto como queramos, ¡y no hay que hacer la cama!
‘Así, así’, ‘mmm’ y alguna palabra sucia
Que la comunicación en pareja es fundamental para la buena marcha de la relación lo sabes de sobra, quizás lo que olvidas es aplicarlo también en la cama. Igual que tu pareja quiere escuchar lo feliz que te hace, no está nada mal que le comentes lo sexy y atractiva que es, y qué mejor momento que estando los dos desnudos en pleno magreo.
En demasiadas ocasiones, las inseguridades son las grandes culpables de que las mujeres se distraigan y no sean capaces de experimentar el placer que deberían. Hacerlas sentir sexis y recordarlas que uno está completamente excitado precisamente por su presencia, es fundamental para que se metan en el papel de alguien que está disfrutando del sexo y siente orgasmos profundos. Sí, para las mujeres es casi más importante creérselo que lo bien o lo regular que uno se desenvuelva en la cama. La cuestión es saber utilizar las palabras claves en el momento adecuado de tal forma que las expresiones casi acompañen la llegada del orgasmo y lo intensifiquen. Sus nalgas, pechos, caderas, labios, cómo se mueve, sus gestos… ¿Todo eso te excita, no? Pues házselo saber.
Dile que le quieres
No es broma. Según un reciente estudio elaborado en la Universidad de Chapman, hay dos palabras que deberíamos decir en la cama para disfrutar de buen sexo, y poco tienen que ver con las soeces que imaginas.
“Decir ‘te quiero’ durante el acto aumenta notablemente las probabilidades de que tu pareja quede realmente satisfecha, incluso por delante de los preliminares o el uso de lencería fina”, asegura Daniel Bates en ‘The Daily Mail’. Y no es una cursilada propia de mujeres afectadas por los referentes de las princesas Disney. Al contrario: según los datos de la investigación, alrededor del 75% de los varones encuestados aseguran que proclamar a sus parejas que las quieren, aumenta las probabilidades de disfrutar de orgasmos intensos. Ellas también lo hacen, aunque, y por muy poco, en menor cantidad: declaran su amor en un 1% menos de ocasiones.
Juguetes sexuales
Ni están exclusivamente diseñados para un buen rato de onanismo ni, por muy grandes y rítmicos que sean, pretenden hacerte la competencia en la cama. “Para la mayoría de las mujeres alcanzar el orgasmo es más fácil cuando se utiliza un vibrador: la vibración mecánica proporcionada por estos juguetes es más intensa que cualquier pene, falo, lengua, productos frescos u otros estímulos”, asegura Nagoski.
Dado que son muchas las que tardan más llegar al clímax que sus parejas, la aparición de un vibrador en escena no sólo puede impulsar el placer de estas sino que, especialmente en determinadas posturas en las que el clítoris parece no existir, puede asegurar que tengan un orgasmo intenso y duradero. Prueba a introducirlo entre los dos cuerpos, de tal forma que su vibración se note un poco más abajo del pubis, cuando esté acercándose el momento.
Multiplica el placer
En la mayor parte de los casos, cuando las mujeres están al borde del orgasmo, el clítoris se vuelve muy sensible. Si en ese preciso instante se estimula de forma suave y permanente apretando sus labios vaginales, no sólo se consigue un orgasmo mucho más intenso y duradero, podemos doblar la cantidad.
El conocido como el ‘sándwich del clítoris’, es la mejor estrategia para conseguir que el primer orgasmo no se quede solo. “Una de las mejores cosas que aprendí de un viejo amante es que al apretarme los labios y moverlos, alcanzaba un segundo orgasmo rápidamente y si seguía haciéndolo la cantidad aumentaba”, explica una de las participantes en una macroencuesta recientemente realizada por OMGYES y el Instituto Kinsey. “No es el método definitivo, pero un número importante de mujeres asegura que así consiguen múltiples orgasmos seguidos sin necesidad de un periodo de recuperación”, aclaraba Hannah Smothers en ‘Cosmopolitan’.
Quien tiene boca, se equivoca (o no)
Que sí, que es fenomenal comunicarse y decirse cosas bonitas, amorosas y calientes, pero si hay algo que verdaderamente conduce a orgasmos duraderos e intensos para ellas es una buena ronda de sexo oral. “Si hablamos de dar placer a una mujer, los hombres deben hablar el lenguaje del amor: el cunnilingus”, bromea el sexólogo Ian Kerner en ‘Ask Men’. Incluso la estrella porno Ron Jeremy –famoso por tener un miembro viril de unos 25 centímetros– asegura que ha conseguido que más mujeres alcancen el orgasmo gracias a su lengua que a su pene.
Claro que el sexo oral tampoco tiene una técnica concreta y habrá que basarse en el acierto y error hasta dar con la receta. Kerner, sin embargo, trata de dar pistas comparando el cunnilingus con el Tai Chi afirmando que “la quietud, el equilibrio, la presión y la resistencia son algunas de las claves para practicarlo”.
Variaciones e interrupciones adecuadas
Acabemos con el mito: los encuentros sexuales eternos, en los que la eyaculación masculina parece no llegar nunca y los músculos comienzan a contracturarse de tanto cambio de postura, no son aptos para todos los públicos. Sin embargo, aunque no batamos récords históricos en horas de penetración, para alargar e intensificar los orgasmos femeninos es más que pertinente montar una sesión diferente a las habituales y llena de variaciones que supongan un cambio radical de toma.
Un ‘coitus interruptus’ no tiene por qué ser negativo, al menos si no es por causas desagradables como una eyaculación precoz –o peor, ausencia de erección– o que algo o alguien ajeno suspenda la escena de sopetón. Puede ser realmente satisfactorio si lo que se busca es llevar a la persona al límite y frenarla en seco para cambiar de postura o comenzar a excitar alguna zona erógena distinta, centrarnos un poco de clítoris, buscar el recóndito punto G, algo de sexo oral… Las opciones, aunque no infinitas, son de lo más variadas. ¿El resultado? Cuando dejemos que llegue al orgasmo sin variaciones, tendrá tal cúmulo de sensaciones que seguro superará los 60 segundos.
Eso sí, como advierte la terapeuta sexual Kat Van Kirk, “antes de dar marcha atrás, averigua si ella quiere ir más despacio o no, preguntarle en voz baja de la que besa el lóbulo de su oreja, si le apetece un ritmo más duro o suave”. Tampoco es plan de dejarle a medias por que sí.
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