29/01/2016/MuyInteresante/YR
Mejor dejar el boca abajo y lejos de nosotros en el dormitorio.
Recreemos la escena: es la hora de dormir; estamos metidos en la cama y acabamos de apagar las luces. De pronto, la luz de nuestro parpadea (anunciándonos una notificación). ¿Qué hacemos en ese momento? Un nuevo estudio expone que todas aquellas personas que revisan sus cuentas de , ya sea , Twitter, Instagram, Youtube, Snapchat, Linkedin… con bastante frecuencia, son más propensas a tener trastornos de sueño que aquellas que lo hacen con moderación.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron en 2014 un estudio con 1.788 adultos de entre 19 y 32 años de edad con objeto de averiguar qué asociación existía entre las alteraciones del sueño y el uso creciente de redes sociales por parte de los adultos jóvenes. Así, los participantes cumplimentaron varios cuestionarios y los expertos, por su parte, diseñaron un sistema de medición para estudiar las alteraciones del sueño.
Los resultados de los cuestionarios revelaron que los voluntarios utilizaban los medios sociales un promedio de 61 minutos al día y revisaban sus cuentas unas 30 veces por semana. Respecto al sueño, casi el 30% de los participantes tenía niveles altos de perturbación del sueño.
En general, los que con mayor frecuencia revisaban sus redes sociales durante la semana, tenían tres veces más probabilidades de sufrir trastornos de sueño, en comparación con los que lo hacían muy poco, demostrando que la frecuencia con la que utilizamos las redes sociales puede ser el mejor predictor de este tipo de patología.
“La fuerte asociación entre el uso de smartphones y las alteraciones del sueño tiene importantes implicaciones clínicas para la salud y el bienestar de los adultos jóvenes. El trabajo futuro debe tener como objetivo evaluar la direccionalidad para comprender mejor la influencia de factores contextuales asociados con el uso de smartphones”, concluyen los autores.
La investigación, llevada a cabo por la University of Pittsburgh School of Medicine y los Institutos Nacionales de Salud (EE.UU.), ha sido publicada en la revista Preventive Medicine.
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