24/02/2016/El Comercio/YR
Pruebas de ADN confirman que el fósil de un mamífero con caparazón hallado en Argentina era un Doedicurus de hace 12.000 años
El ADN extraído de un fósil de 12.000 años de edad hallado en Argentina permitió conocer a qué animal de la Edad de pertenecían los restos. Se trata de un mamífero del tamaño de un pequeño con un caparazón óseo bulboso y una puntiaguda en forma de mazo.
Un de científicos informó que su investigación genética, publicada en la revista «Current Biology», confirmó que la criatura, llamada Doedicurus, formó parte de un linaje extinto de armadillos gigantes que se encuentra dentro de la llamada «Megafauna».
El Doedicurus se alimentaba de plantas, pesaba alrededor de una tonelada y vagaba por las pampas y sabanas de América del Sur, y desapareció hace unos 10.000 años, junto con muchos otros animales grandes de la Edad de Hielo.
«Con una longitud de más de tres metros desde la cabeza hasta la cola, sin duda lucía como un coche pequeño, como un Mini o un Fiat 500», dijo el biólogo evolutivo Frederic Delsuc de la Université de Montpellier de Francia, uno de los investigadores.
El mamífero formaba parte de un grupo llamado gliptodontes. Algunos gliptodontes llegaron hasta partes del sur de Estados Unidos, desde lo que hoy es Arizona hasta Carolina del Sur y del Norte.
Los investigadores fueron capaces de ubicar al Doedicurus y los otros gliptodontes en el árbol genealógico del armadillo luego de estudiar pequeños fragmentos de ADN extraídos de trozos de caparazón de la criatura. Utilizaron una técnica sofisticada para obtener ADN mitocondrial desde una sopa de contaminantes ambientales que se filtró en el fósil durante miles de años.
Los científicos determinaron que el linaje de los gliptodontes se originó hace unos 35 millones de años. El fósil más antiguo de armadillo, encontrado en Brasil, tiene unos 58 millones de años.
Los científicos debaten si los humanos contribuyeron a la extinción de los gliptodontes. Los autores del estudio, por su parte, indican que los seres humanos tuvieron que ver con ello, ya que la mayoría de los grandes mamíferos de esa época estaban bajo presión no solo por el cambio climático sino también de la caza humana.
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