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¿Cuál es el idioma más más fácil para aprender si eres hispanohablante? ¿Y el más difícil?

27/01/2017/BBC Mundo

Si entre una de tus resolucies de 2017 se encuentra aprender un nuevo idioma, tal vez este artículo te ayude a decidir cuál de ellos te dará más o menos trabajo teniendo al español como lengua materna.

¿Cuál estudiar? Todo un dilema

Si entre tus resoluciones o propósitos para este año está la de estudiar un nuevo idioma, la pregunta que puede surgir de inmediato es ¿por dónde empezar?

Si tienes al español como lengua materna, ¿existen algunos idiomas que resulten más fáciles o difíciles de estudiar?

¿Cuál es entonces la lengua más fácil para aprender siendo hispanohablante?

Si bien los especialistas consultados por BBC Mundo aseguraron que no es posible establecer la facilidad o dificultad en el aprendizaje de un idioma a partir de la lengua materna del aprendiz, existen algunas generalidades que vale la pena destacar. 

Lenguas romances

«Para un hispanohablante las lenguas del mismo origen, es decir, las romances o neolatinas (portugués, francés, italiano, catalán, gallego, rumano, etc.) al compartir muchas estructuras y léxico resultarían de más facilidad para el aprendizaje«, señaló la Dra. Beatriz Gabbiani, lingüista de la Universidad de la República, en Montevideo, Uruguay.

Entonces «si la enseñanza se basa en la comparación o contraste gramatical puede ser sencillo para una persona adulta que tenga un conocimiento básico de su propia gramática», aprender una lengua romance, añadió Martha Varón Páez, profesora de Lenguaje y Cultura de la Universidad del Tolima, Colombia.

Parece fácil, pero no lo es

A la hora de estudiar, a un hispanohablante puede resultarle sencilla la comprensión de otra lengua de la misma familia, como el portugués por ejemplo, pero, según los especialistas, lo que parece fácil, no suele ser siempre así.

«La facilidad sobre todo para la comprensión que se presenta en un primer momento hace que no se tengan en cuenta las dificultades porque pasan desapercibidas.

«Entonces tampoco se siente en la necesidad de seguir estudiando porque ‘ya entiendo y me hago entender’, con lo que muchas veces se vuelve más difícil llegar a un nivel alto de proficiencia (la capacidad que una persona demuestra en el uso de una lengua extranjera)», advirtió Gabbiani a BBC Mundo.

El caso del rumano

A veces estudiar un idioma parece más fácil de lo que realmente es.

Tal vez buena parte de los hispanohablantes que no saben que el rumano es una lengua neolatina «les puede parecer exótica y lejana», opinan las expertas.

«Si se enfrentan al rumano escrito sin prejuicios, se darán cuenta de que existe cierta comprensibilidad aunque no se conozca la lengua, como pasa con las otros idiomas de la misma familia lingüística», describió Gabbiani.

Y algunas investigaciones así lo demuestran.

«Según estudios que se han hecho en la Universidad de Granada sobre la adaptación de niños migrantes de Rumania a España, es sorprendente el nivel tan alto de adaptación que tienen esos niños en el sistema educativo europeo, sobre todo en francés y español», destacó Varón Páez.

El caso del inglés

Para un hispanohablante, aprender alemán puede ser más fácil en su fonética que en su escritura.

El idioma inglés es hablado en el mundo por 1.750 millones de personas, según el British Council y se estima que, para 2020, un total de 2.000 millones de personas usarán o aprenderán el idioma para comunicarse. 

Pero para muchos que tienen al español como su lengua materna, estudiar inglés es todo un desafío.

«Los estudiantes creen que el inglés es una lengua muy complicada hasta el momento en que entienden que la gramática inglesa tiene una secuencia lógica y mucho más simplificada a la gramática a la que estamos acostumbrados», describió la Dra. Varón Páez que también es profesora de inglés.

Sonido vs. escritura

En otro sentido aprender una nueva lengua puede resultar fácil en alguno de sus niveles y no en otros.

Según Gabbiani, «para un hispanohablante, el alemán es fácil en lo que respecta a la pronunciación, quizás más fácil que el francés y el portugués, pero en la escritura, la gramática del alemán es muy diferente a la del español y se vuelve sumamente difícil».

Para un hispanohablante hay dificultad para aprender lenguas cuyo sistema fonético difiere al del español, como en el francés. 

Pero fuera del conjunto de lenguas romances y en términos de sonidos, existe un idioma que sería más fácil para aprender para un hispanohablante: el japonés.

«El japonés tiene unos sonidos muy básicos y muy similares a los del español por lo que la pronunciación es muy parecida», sostuvo Varón Páez.

Los más difíciles

Los idiomas que no comparten el alfabeto que utiliza el español son los más difíciles de aprender para un hispanohablante.

Según las expertas consultadas, las lenguas que son lejanas a la gramática de español, son las más complejas para aprender, como el árabe o el chino.

«Primero porque no son lenguas que se hablan de manera cotidiana», en el contexto en el que vivimos, analizó Varón Páez.

«Segundo porque no hay sistema de medición que le permitan al alumno sentir que está avanzando. Y tercero porque el español tiene 27 grafías, mientras que el mandarín, por ejemplo, tiene más de 250 mil», enumeró la lingüista.

«Si hablamos en términos metafóricos seríamos muchísimos más pragmáticos que ellos», redondeó.

Exposición

Existen otros factores a la hora del éxito para aprender un segundo idioma, como el volumen de exposición fuera de la clase, o el historial de idiomas que la persona posee.

Estudiar inglés puede ser complicado en un principio para un hispanohablante, pero una vez que se entienden las estructuras, aprender el idioma resulta fácil.

«Cuantos más idiomas se manejen, aunque no se dominen plenamente, más facilidad se tiene para adquirir otro», sostuvo Gabbiani.

Incluso si se sale del contexto escolarizado, factores como la obligatoriedad y la supervivencia en esa lengua extranjera hace que la persona busque otros mecanismos para comunicarse, señalaron las especialistas.

«El aprendizaje de una lengua involucra a las personas afectivamente, impacta en su identidad y depende de la motivación y circunstancias de vida.

«No se trata únicamente de un cerebro procesando información lingüística, sino de un ser humano. Esto es siempre un fenómeno individual y único«, culminó Gabbiani.

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