19/12/2024/Gerardo Lissardy – BBC News Mundo
El fiscal Enrique Rodríguez ignoraba la existencia del «oro bovino» hasta que recibió una alerta por transferencias sospechosas de dinero desde China a Uruguay, y comenzó a investigar.
«Era un tema desconocido para la mayoría de la gente», dice Rodríguez a BBC Mundo y explica que, en sus 34 años de experiencia como fiscal, nunca había oído de un caso similar.
Los giros de cientos de miles de dólares realizados entre 2020 y 2023 partían de dos empresas de Hong Kong y llegaban a distintas cuentas bancarias uruguayas.
Pero algo llamó la atención de la fiscalía contra el lavado de activos que dirige Rodríguez: esas sociedades carecían de registros de comercio exterior con el país sudamericano.
«Su valor comercial se ha incrementado», advirtió el fiscal en su reciente acusación ante un juez. «Se los considera como una pepita de oro, sin perjuicio de lo cual el precio que se paga por ellos supera largamente el de dicho mineral, alcanzando los U$S200 el gramo».
El caso, que ya tiene varios condenados y sigue abierto, es apenas una señal del creciente interés que despierta el tráfico de estas piedras raras, ya sea de forma legal o criminal.
Uso antiguo, demanda nueva
El uso medicinal de cálculos biliares bovinos en Asia está lejos de ser algo novedoso.
«Hoy continúan en uso, pero en fórmulas específicas», dice el experto a BBC Mundo. «La sustancia pasa por toda una preparación, se transforma en un polvo (y) en una forma soluble», en cápsulas o comprimidos.
Uno de sus usos actuales, explica, es para el tratamiento de trastornos neurológicos como accidentes cerebrovasculares o convulsiones.
También se utilizan con fines medicinales en otros países asiáticos, como Corea del Sur y Japón.
Pero estas piedras de color amarillento o rojizo escasean en el mercado.
Una razón de eso es que, como ocurre en los humanos, su producción natural es poco frecuente: se estima que de cada 100 vacas faenadas, alrededor de dos apenas tienen cálculos en sus vesículas, a menudo pequeños.
Se estima que China produce cerca de 1.000 kilos de cálculos biliares bovinos por año, según una asociación local de medicina china, pero el país tiene una demanda de 5.000 kilos anuales y busca adquirir el faltante en el exterior, a precios en alza tras la pandemia de covid.
Un documento del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que recogió esos números en abril señalaba que las importaciones globales de cálculos bovinos en Hong Kong «han crecido significativamente desde 2019, saltando un 66% hasta US$218 millones en 2023».
Precisó que Brasil es el mayor proveedor de esa región china, con ventas que se triplicaron en los últimos cuatro años hasta alcanzar US$148 millones en 2023, seguido por Australia, Colombia, Argentina, EE.UU. y Paraguay, de acuerdo a cifras de Trade Data Monitor.
Pero otros también han tomado nota de esto.
Entre protocolos y asaltos
Argentina anunció el mes pasado el acuerdo de un nuevo protocolo con China para exportar cálculos biliares al gigante asiático.
La noticia surgió días antes de la reunión que mantuvieron los presidentes de ambos países, Javier Milei y Xi Jinping, el 19 de noviembre en el marco de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
Se aguarda la aprobación final del protocolo por parte de China y el objetivo es darle valor a esas piedras vacunas en el mercado comercial formal, explica Daniel Rodolfo Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra).
«El tema es de escaso volumen, pero de alto valor», dice Urcía a BBC Mundo. «Hacer volumen con cálculos biliares requiere mucho acopio en mucho tiempo: no es algo que ocupe gran tamaño. De hecho, es un problema tenerlos, porque a veces se los lleva en los bolsillos la gente, hay un mercado también ilegal«.
Uruguay está en proceso de acordar su propio protocolo para exportarlos formalmente a China, que «ha demostrado interés en este producto», indica Adriana Lupinacci, directora de asuntos internacionales del Ministerio uruguayo de Ganadería, Agricultura y Pesca.
El creciente valor de estas piedras las ha convertido en un objetivo incluso de asaltantes.
En el interior del estado brasileño de São Paulo las robaron el año pasado mediante invasiones a casas donde las almacenaban y en un asalto a mano armada a un vehículo que las transportaba por carreteras: se llevaron 2,7 kilos de cálculos bovinos, con un valor reportado equivalente a unos US$400.000.
La policía en Brasilia llegó a descubrir por azar un lote de aproximadamente 150 gramos de cálculos bovinos falsificados, con mayor contenido de hierro.
En Argentina también hubo denuncias recientes de robos de estas piedras en frigoríficos.
Y en Uruguay, otro productor tradicional de carne bovina, hasta ahora cuatro personas han sido condenadas por delitos de contrabando y lavado de activos en el caso de los envíos ilegales a Hong Kong, mediante una empresa internacional de encomiendas.
Entre los condenados hay dos hermanos que recibieron un total de US$786.000 en sus cuentas bancarias en tres años.
Pero el fiscal Rodríguez aclara que «la investigación continúa y la parte que viene ahora seguramente (…) sea la otra pata de esto: de dónde salían los cálculos, dónde se producían, que son los frigoríficos».
«La verdad», reflexiona, «es un caso original».
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