23/04/2016/EFE/ LR
Todos los años, cuando la sequía azota la India y la tierra se resquebraja, la respuesta más visible a la crisis son trenes con vagones cisterna repletos de , una medida a la desesperada que sigue sin atajar el problema.
El último de esos trenes llegó esta semana a la ciudad occidental de Latur cargada con 2,5 millones de litros de agua, y su presencia generó largas colas de impacientes y niños deseosos de llenar los recipientes que portaban.
Al tiempo que el tren hacía su en la estación, el diario Times of India publicaba la noticia de que el gobierno indio había comunicado al Tribunal Supremo la existencia de 330 millones de afectados por una sequía que cubría ya un tercio del territorio nacional.
El experto en procesamiento de agua del Instituto Indio de , Vinod Tare, reconoció en declaraciones a Efe que no se puede cambiar el clima de la India, pero sí mejorar la situación con políticas adecuadas, por lo que recriminó a las autoridades su inoperancia.
Por un lado, aseguró, la administración local dice que «un país pobre» como la India no puede «tratar el agua», lo que permitiría reutilizarla para multiplicar su uso, y por otro lado gastan desorbitadas sumas de dinero en soluciones parciales como el tren.
La medida del ferrocarril con vagones cisterna fue instaurada por primer vez en la India hace treinta años en el estado occidental de Gujarat, sin que se hayan experimentando grandes cambios desde entonces.
Las políticas a largo plazo del Gobierno indio están centradas por ahora en campañas en las que se busca concienciar a la población para que no malgasten los recursos hídricos del país.
Según Tare, «el Gobierno está intentando hacer cambios en profundidad y el principal cambio que está tratando de hacer es pasar la responsabilidad del manejo del agua a los individuos, porque no se puede hacer nada si no contribuye todo el mundo».
El sector a la cabeza del desperdicio de agua en la India es el agrícola, del que depende un 50 % de la población y que emplea de manera generalizada el sistema de riego por inundación, con el que se malgasta un 70 por ciento.
Por ello S.K. Sarkar, director del departamento de Recursos Hídricos del instituto indio especializado en ese campo, el TERI, dijo a Efe que una de las prioridades debe ser implantar «un uso eficiente del agua en los sectores agrícola o industrial».
Pero la pregunta que muchos se hacen es cómo puede ser que en un país como la India, donde las torrenciales lluvias monzónicas atraviesan anualmente su territorio de junio a septiembre, pueda existir tal carestía de agua.
De acuerdo con el Departamento de Meteorología del gigante asiático, el monzón suele generar en la India lluvias con una media de acumulados totales de 887 milímetros, habiendo sido en 2015 algo inferiores, de 760 milímetros.
Debido a ello, los expertos se niegan a vincular la sequía únicamente a la actual falta de precipitaciones.
«Esta gran crisis no es una crisis, no podemos hablar de crisis, no estoy de acuerdo en calificarlo crisis. Se trata más de un fracaso en nuestros esfuerzos», declaró a Efe el presidente de la Fundación del Agua de la India, Arvind Kumar.
Kumar insistió en que en la India se registran fuertes lluvias todos los años, pero no se administra esa agua, lo que genera una fuerte dependencia de ríos como el Ganges, «una línea de vida» que atraviesa el país y de la que hacen uso 500 millones de personas.
«Nuestra prioridad debe ser (…) un mejor almacenamiento y manejo del agua de la lluvia», remarcó el experto.
Por ahora, y a la espera de que los nubarrones del monzón hagan su entrada en el gigante asiático, millones de indios seguirán mirando a las vías del tren para poder rellenar sus garrafas.
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