19/06/2025/Victor Gómez, El Crepuscular/ Portafolio/Euronews/BBC News Mundo
Mientras la tensión entre Irán e Israel alcanza niveles alarmantes, Teherán se apoya en una estructura de alianzas regionales e internacionales que, aunque fracturada en algunos frentes, sigue siendo crucial para sus ambiciones estratégicas.
Una constelación de aliados ideológicos y estratégicos
El llamado “eje de resistencia” —término usado por Irán para definir a sus aliados más cercanos— sigue siendo el núcleo del respaldo operativo de la república islámica. Este incluye a Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen y diversas milicias chiitas en Siria e Irak.
Sin embargo, esta red ha sido duramente golpeada por los recientes enfrentamientos. Hezbolá, considerado el brazo más fuerte del eje, ha sufrido pérdidas significativas por ataques aéreos israelíes. Hamás, envuelto en una guerra devastadora desde Gaza, enfrenta aislamiento internacional y presión militar constante. Los hutíes, por su parte, han lanzado misiles hacia Israel en lo que parece ser una acción coordinada con Teherán, pero su capacidad operativa permanece limitada por el prolongado conflicto en Yemen.
Aliados internacionales: afinidades antioccidentales
Fuera de Medio Oriente, Irán mantiene relaciones simbióticas con potencias que comparten posturas críticas hacia Estados Unidos y sus aliados. Rusia, por ejemplo, firmó en abril un acuerdo de cooperación estratégica con Teherán. Aunque no es una alianza militar formal, el documento contempla colaboración en seguridad, defensa e intercambio tecnológico.
China también se perfila como un socio relevante, con vínculos comerciales crecientes y respaldo diplomático indirecto. Venezuela y Corea del Norte completan el tablero de aliados políticos, aunque su papel en el tablero militar es limitado.
Un eje cuestionado por las fracturas internas
La reciente caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria ha significado una pérdida simbólica y estratégica para Irán. Damasco era una pieza central en el corredor terrestre que conectaba a Irán con Hezbolá a través de Irak y Siria. Esta fractura debilita aún más la infraestructura de apoyo logístico en la región.
Además, la presión internacional, sanciones económicas y conflictos internos de sus aliados hacen que el alcance real de Irán se enfrente a serios límites.
¿Una red en transformación?
El futuro del “eje de resistencia” dependerá no solo del desenlace del conflicto con Israel, sino también de la capacidad de Teherán para mantener unidos a sus aliados bajo una narrativa común. Con un panorama cambiante y una geopolítica regional impredecible, Irán podría verse obligado a replantear sus alianzas y adaptar su estrategia en función de las nuevas realidades.
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