12/08/2017/El Economista
El PIB de la economía latinoamericana subirá un 2 por ciento en 2018, casi el doble de lo previsto para el presente año, de un 1,1 por ciento, según las previsiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El impulso que empieza a palparse en la región se debe principalmente al repunte en el precio de las materias primas, el aumento del comercio a nivel mundial y al dinamismo de las economías de México y Brasil y Argentina, que se recuperan de una larga y profunda crisis, según expuso la secretaria ejecutiva de la Comisión, Alicia Bárcena.
No obstante, el bajo crecimiento esperado para este año, que se suma a dos ejercicios continuados de recesión, podría reflejarse en una tasa de desempleo urbano del 9,4por ciento en 2017, mayor al pronóstico previo, y 0,5 puntos porcentuales mayor que en 2016. En esta tasa de desempleo influye el menor aporte de la Inversión Extranjera Directa (IED), que bajaría un 5 por ciento en toda Latinoamérica en 2017 para sumar cuatro años de caídas consecutivas, aunque se espera un mejor panorama para el próximo año. «La inversión debería ser mejor que en 2017, la veo más cercana a que se estabilice en 2018», dijo la jefa del organismo que depende de Naciones Unidas.
Sin embargo, ya este año los datos son más positivos que en 2016, cuando la IED disminuyó un 17 por ciento desde el máximo alcanzado en 2011 con 206.935 millones de dólares. En la región, la IED sólo creció en nueve países entre 2015 y 2016, entre ellos, Bahamas, Panamá, Colombia, República Dominicana, Brasil y Paraguay, entre otros.
Pese a la recesión, Brasil aumentó un 5,7 por ciento sus ingresospor este concepto en 2016 y fue el principal receptor. Así, es vital saber que los flujos de Inversión representan el 3,6 por ciento del PIB latinoamericano.
Entre los sectores a destacar para para seguir por el buen camino, según Cepal, se encuentran las renovables, que podrían ser un eslabón esencial para captar capital estranjero en Brasil, Perú, Chile y México. También, la minería del litio podría avanzar en Bolivia o Argentina, junto con el turismo en Centroamérica o las manufacturas en las mayores economías de la región. Para ello, entre los desafíos mencionados por Bárcena figura incentivar el modelo de inversión e inserción comercial, así como subirse «al tren que ya arrancó» de la tecnología y el desarrollo sostenible, con el foco en las ciudades inteligentes y la innovación.
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