02/05/2017/EFE/EA
En Japón ya se puede pagar con bitcoins en restaurantes de sushi, tiendas de electrónica o hasta la factura del gas, gracias a una normativa pionera que ha desatado la fiebre del «oro digital» en el país asiático y disparado su cotización a nivel global.
Empresas y usuarios nipones han adoptado con entusiasmo la moneda virtual desde que en abril entró en vigor la primera ley en todo el mundo que reconoce al bitcoin y a otras divisas digitales como forma de pago, y se prevé que este año hasta 300.000 establecimientos en Japón acepten este tipo de dinero.
La repentina explosión del bitcoin en la tercera economía mundial ha aupado su cotización hasta niveles récord -el pasado 25 de mayo rebasó los 2.700 dólares-, y ha situado al yen como moneda más intercambiada por bitcoins por encima del dólar y el yuan, según datos de la web especializada con sede en Londres CryptoCompare.
Esta criptodivisa (forma de pago que tiene en la codificación de datos el respaldo de su valor) se ha apreciado un 575 % en un año y un 150 % sólo desde abril, aunque sigue siendo un misterio para muchos.
A finales de mayo, el precio de esta divisa sin patria y no regulada por ningún banco central superó por primera vez al máximo histórico de la onza de oro y llegó a duplicarlo, un auge espectacular cuya estela siguen otras criptomonedas de cuño más reciente como el Ethereum.
«El bitcoin ha alcanzado cotas nunca vistas a raíz de su regularización en Japón», explica a Efe el analista Charles Hayter, fundador de Cryptocompare, quien añade que el nuevo estatus legal «ha reforzado la confianza en una moneda hasta hace nada considerada como activo de riesgo».
La aerolínea nipona de bajo coste Peach o la conocida cadena de tiendas de electrónica Bic Camera son algunas de las empresas que aceptan bitcoins, a las que se suman cada día más grandes y pequeños establecimientos japoneses.
«Es mucho más rápido procesar pagos con bitcoin, y más barato que las tarjetas de crédito por las comisiones que cobran los bancos», destaca el chef Ken Nagahama, patrón del restaurante tokiota de sushi Numazuko Ginza, quien ha observado un marcado incremento de comensales que pagan con moneda virtual.
«Las grandes corporaciones también comienzan a mostrar interés por el bitcoin y se plantean adoptarlo», señala por su parte Kagayaki Kawabata, responsable de la casa de cambio Coincheck, una de las muchas start-up que han proliferado al calor del bitcoin, y principal proveedora nipona de servicios relacionados.
La presteza con la que Japón ha abrazado el bitcoin llama la atención al tratarse de un país con gran apego al dinero en efectivo -representa un 70 por ciento de los pagos totales-, y donde numerosos establecimientos no aceptan la tarjeta de crédito.
El país asiático fue además en 2014 escenario de la peor crisis del bitcoin durante su corta historia: el escándalo de Mt.Gox, en su día la mayor casa de cambio de la criptomoneda y que quebró tras la desaparición de cientos de millones de dólares en bitcoins por una supuesta malversación cometida por su propietario, Mark Karpeles.
Tras este momento en el que la imagen del bitcoin tocó fondo e incluso algunos analistas vaticinaron su muerte, las autoridades niponas decidieron regular las monedas digitales, medida a la que se sumará el próximo julio la exención del IVA en los pagos con criptomonedas.
El objetivo es aumentar la protección de consumidores y negocios que usen estas divisas y evitar que se empleen para el lavado de dinero, financiar el terrorismo u otras actividades ilegales, explicó a Efe una portavoz de la Agencia nipona de Servicios Financieros.
Tanto Kawabata como Hayter valoran estas iniciativas como «positivas» para promover el uso del bitcoin, aunque advierten de que la escalada en la demanda de esta criptomoneda, cuyo suministro está limitado, conlleva «numerosos desafíos técnicos».
Muchos expertos prevén un camino aún repleto de altibajos para el bitcoin y hablan de una nueva burbuja en su cotización, mientras que los entusiastas y emprendedores de las criptodivisas vislumbran un futuro no muy lejano en el que éstas reemplazarán a las monedas tradicionales.
«El valor de las monedas se atribuye por consenso social y evoluciona con el tiempo. Antes de que el dinero adoptara su forma actual se pagaba con piedras, conchas o con oro», subraya Kawabata, quien confía en que las monedas digitales se impondrán por ser una forma de pago «más barata, fluida y cómoda».
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