09/01/2016/AFP/AJV
El papa Francisco denunció este lunes ante el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano la «locura homicida» del «terrorismo fundamentalista» y pidió gestos valientes tanto en Siria como en Venezuela.
En su tradicional y solemne discurso de inicio de año ante los representantes y embajadores de los 182 países acreditados ante el Vaticano, el papa analizó la situación del mundo y repasó los mayores conflictos y problemas que lo preocupan.
Francisco instó de nuevo ante los diplomáticos de todo el mundo por la paz en Siria, en Oriente Medio y pidió «gestos valientes» a favor de la paz y el diálogo en Venezuela tras recordar con satisfacción los acuerdos logrados en Colombia después de 52 años de conflicto armado con la guerrilla de las FARC.
«Este planteamiento busca fomentar la confianza mutua, mantener caminos de diálogo y hacer hincapié en la necesidad de gestos valientes, que son muy urgentes también en la vecina Venezuela, donde las consecuencias de la crisis política, social y económica, están pesando desde hace tiempo sobre la población civil», aseguró.
En su larga disertación, dedicada a «la seguridad y la paz», Francisco, que en marzo cumple 4 años en el trono de Pedro, denunció el «terrorismo de matriz fundamentalista, que produjo numerosas víctimas en todo el mundo» y abusa del nombre de Dios para diseminar la muerte.
«Me refiero en particular al terrorismo de matriz fundamentalista, que en el año pasado ha segado la vida de numerosas víctimas en todo el mundo: en Afganistán, Bangladesh, Bélgica, Burkina Faso, Egipto, Francia, Alemania, Jordania, Irak, Nigeria, Pakistán, Estados Unidos de América, Túnez y Turquía», dijo.
«Son gestos viles, que usan a los niños para asesinar, como en Nigeria; toman como objetivo a quien reza, como en la Catedral copta de El Cairo, a quien viaja o trabaja, como en Bruselas, a quien pasea por las calles de la ciudad, como en Niza o en Berlín, o sencillamente celebra la llegada del año nuevo, como en Estambul», prosiguió.
«Se trata de una locura homicida que usa el nombre de Dios para sembrar muerte, intentando afirmar una voluntad de dominio y de poder. Hago por tanto un llamamiento a todas las autoridades religiosas para que unidos reafirmen con fuerza que nunca se puede matar en nombre de Dios», clamó.
«El terrorismo fundamentalistas es fruto de una grave miseria espiritual», advirtió.
«La paz, sin embargo, se conquista con la solidaridad. De ella brota la voluntad de diálogo y de colaboración, del que la diplomacia es un instrumento fundamental», aseguró.
«La misericordia y la solidaridad es lo que mueve a la Santa Sede y a la Iglesia Católica en su compromiso decidido por solucionar los conflictos o seguir los procesos de paz, de reconciliación y la búsqueda de soluciones negociadas a los mismos», explicó.
«Llena de esperanza ver que algunos de los intentos realizados se deben a la buena voluntad de tantas personas diferentes que se empeñan de modo activo y eficaz en favor de la paz», afirmó.
«Pienso en el esfuerzo llevado a cabo con tenacidad, a pesar de las dificultades, para terminar con años de conflicto en Colombia», dijo.
El papa pidió también «acogida generosa para refugiados y emigrantes», uno de los grandes retos para Europa de cara a la crisis humanitaria.
«Los emigrantes no son números, son personas, con nombres, historias y familias», reiteró.
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