23/05/2017/Infobae
En Transilvania, historia y leyenda van de la mano. Territorio del conde Vlad Tepes -también conocido el Empalador-, la región rumana es una de la más misteriosas. Se emplaza a tan sólo dos horas en coche de la capital Bucarest, en donde recorrer la zona supone sumergirse en las tierras del príncipe de las tinieblas, más conocido como Drácula.
Un hombre cruel, aterrador y temible que fue transformado en leyenda gracias al escritor irlandés Bram Stoker. La novela, un clásico literario, cumple 100 años desde su publicación el 26 de mayo de 1827.
Considerada para algunos como un héroe nacional, este personaje jamás existió, pero la ficción se entremezcla con el viaje, ya que Drácula se convirtió en su gran embajador turístico. La sangrienta ruta incluye desde el auténtico castillo de Drácula al pueblo natal de Vlad Tepes, el sádico príncipe de Valaquia, en el sur de Rumania, que ganó «celebridad» en su tiempo por actividad guerrera contra el Imperio otomano en el siglo XV y por hacer de la tortura un pasatiempo.
Bucarest
Desconocida, misteriosa y bella, la capital de Rumania, es el punto de inicio de la travesía. Pasear por los enormes parques, recorrer las arquitectura soviética y adentrarse en las amplias avenidas son las algunas de las atracciones.
En el antiguo barrio de Curtea Veche se encuentra el Palacio de Vlad Tepes. El Museo Nacional de Historia resguarda la imagen del príncipe de Valaquia, como también el documento más antiguo que atestigua el nombre de la ciudad, firmado por el ‘Empalador’.
Su padre, Vlad III, llamado Vlad Dracul fue un gobernante firme y despiadado, quien debió entregar en 1444 a dos de sus tres hijos: Vlad Tepes, de 13 años, y su hermano Radu, a los líderes otomanos, quienes ordenaban que los caudillos y nobles cristianos entregaran a alguno de sus herederos para ser trasladado a Estambul como rehenes.
Brasov
El destino más turístico de Rumania. Con un centro adornado por fachadas barrocas, bohemios cafés y una bella plaza, donde se admira la Iglesia Negra. A un paso de los montes Bucegi y de las poblaciones de Rasnov y Sinaia, es una ciudad animada que nada se asemeja a su oscuro pasado. Escenario mudo de una de las mayores y más sangrientas masacres perpetradas por Vlad Dracul.
Bran, «el castillo de Drácula»
A treinta kilómetros de Brasov se encuentra este misterioso monumento, lugar -en el que según dicen- el novelista tomó como referencia para describir la residencia del vampiro más famoso del mundo.
Aunque jamás vivió ahí, los alrededores están ambientados en su homenaje. Los lugareños venden souvenirs con corazones sangrantes e imágenes de Vlad Tepes.
En esta temporada, sobre todo por la aniversario del centenario, este pequeño pueblo recibe la visita de turistas curiosos que buscan vivir la aventura del pueblo ‘maldito’.
Castillo de Poienari
Emplazado en Valaquia, en 1459 el príncipe Vlad Tepes obligó a un contingente de prisioneros turcos a construir una impresionante fortaleza. El monumento construido se erige sobre un acantilado situado estratégicamente para cuidarla desde Transilvania al valle del Arges.
Sighisoara, el origen de todo
En el centro del país, a hora y media en coche desde Brasov, entre las regiones de Valaquia y Transilvania, es una de las ciudades medievales mejor conservadas. Visitarla es viajar en el tiempo. Una verdadera joya arquitectónica, patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Fue aquí, en el norte de los Cárpatos, donde nació Drácula. Situada en la zona vieja, rodeada por casas coloridas y calles empedrada, el edificio alberga un museo de armas antiguas y un restaurante.
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